Nuestra Redes Sociales

MEDIO AMBIENTE

El turismo y sus secuelas

Últimamente, ha habido casos en los que distintas especies peligran, y todas debido a un daño común: el turismo. Los movimientos de gente, el comercio, las visitas guiadas y el descubrimiento, uso y demostración de diversos recursos puede afectar de forma negativa el entorno de estas especies.

Personalmente, he tenido la oportunidad de visitar distintos lugares y en ellos sus centros turísticos y puntos un poco más escondidos. Por esto, considero que este fenómeno es fácilmente apreciable en playas. Por dar un ejemplo, hay lugares donde se tiene la cultura de desechar la basura solo en tachos designados para eso, o incluso mejor, de reciclar. Pero cuando llega la temporada de verano (y con ella los turistas de otros lugares) estas costumbres no se siguen y las playas terminan infestadas de plásticos, latas, restos de comidas, etc.

En general, mayor cantidad de turistas es mayor influencia (más personas termina derivando en más basura), y cualquiera que haya visitado una playa (de cualquier tipo) en verano puede apreciar esto. Pocas son las personas que en sus vacaciones procuran cuidar el ambiente. Pero cuidado, no es que la contaminación de las playas sea sólo culpa de los turistas. A veces, los dependientes de estos mismos lugares tienen desechos cloacales que desembocan en el mar. Una consecuencia indirecta del turismo.

De la misma forma sucede en lugares montañosos. Las personas interrumpen el hábitat de ciertas especies, por lo cual dejan de andar libremente por los lugares. Y luego, empieza a aparecer la basura, terminando en el punto donde los animales llegan a consumir botellas de plástico. Y sí, esto sucede de verdad.

Y ni siquiera hemos hablado del turismo salvaje o los safaris. La visita continua y constante de personas a los animales salvajes y los acercamientos, las cámaras y el ruido han demostrado impactar negativamente en sus vidas. Por ejemplo, dejándoles con sistemas inmunológicos más débiles. Estas actividades son para beneficio de las economías locales, pero ¿qué huellas dejan en los animales?

Además de los desechos y la interrupción en el ambiente, está el transporte. Teniendo en cuenta el alcance del turismo a nivel mundial, ¿de cuántas emisiones de CO2 a la atmósfera creen que hablamos? Hay que sumar  aviones, autos, colectivos…

Sin embargo, el turismo -si bien contribuye- también es vulnerable al cambio climático. El clima determina la calidad vacacional en épocas de temporada: este año ha habido casos donde no nieva en los centros de esquí o llueve torrencialmente en las playas. Hubo aumentos en las altas temperaturas, períodos de sequías e inundaciones, y otros fenómenos naturales que afectaron el turismo.

Y las especies también se ven afectadas. Debido a estos cambios ambientales y la contaminación producida por el turismo, hay especies como algunas aves acuáticas que crían cada vez menos, o especies que empiezan a moverse de hábitat.

Lo que trato de comunicar no es “dejen de lado el interés por los animales u otras culturas y/o lugares”. Soy realista; no pretendo acabar con el turismo, eso no es lo ideal. Lo que necesitamos es ser prudentes y cuidar más nuestro planeta. Las secuelas del turismo las podemos controlar y evitar cambiando nuestra actitud, y hay distintas opciones. Podemos informarnos sobre la recolección de residuos en cada lugar, evitar dejar los plásticos y otros desechos tirados, no invadir a los animales y procurar una observación segura.

Son acciones pequeñas que, a largo plazo, generan grandes cambios.

Por: Ariana Amaya