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Hace poco más de una semana, el 25/03, en Francia, se llevó a cabo una protesta ecologista en contra de macroembalses para riego. Según la policía, hubo unos 6.000 activistas, mientras que según los organizadores, alrededor de 25.000. Fue una movilización muy grande, que reunió no solo a distintas organizaciones, sino también a extranjeros y protestantes de países como Italia.

La razón de la misma es por los embalses (instalaciones que recolectan el agua por bombeo) puestos por las agroindustrias. Los manifestantes sostienen que se contribuye a la privatización del agua, se perjudica a los pequeños agricultores y se evita la regeneración de la capa freática, que permite un equilibrio global del suelo y estabilidad de recursos a largo plazo.

Por otro lado, quienes defienden la creación de estos estanques aseguran que son cruciales para acumular recursos y luchar contra las épocas de sequía.

Desde ambos bandos se denuncia violencia. El encuentro que se dio en el municipio de Sainte-Soline, al Oeste del país, fue similar a un campo de batalla. Las fuerzas policiales desplegaron a unos 3.000 hombres a la manifestación, que además establecieron que no fue autorizada y fue llevada a cabo de manera violenta: algunos de los manifestantes estaban vestidos de negro, y la mayoría portaban armas de distinta índole (desde hachas hasta cócteles molotov), que fueron confiscadas por la policía.

Desde el lado de los manifestantes, se acusa de represión policial. Hubo una barricada policial y se usaron cañones de agua y gases lacrimógenos contra los activistas. La Comisaría de Derechos Humanos del Consejo de Europa acusó a Francia de un “uso excesivo de la fuerza” no justificado por los actos violentos que tuvieron lugar. El prefecto de policía de París aseguró que se abrirá una investigación sobre los hechos. Pese a ello, el Gobierno responsabiliza a los manifestantes por el incidente.

Independientemente de los culpables o acusaciones, hubo heridos en ambos bandos. No se tiene seguridad de cuántos, pero hubo como mínimo un aproximado de 25 personas en el hospital para cada uno. Unos 29 gendarmes heridos con exactitud. No obstante, para el caso de los manifestantes, los datos difieren según la fuente. Hubo internados de urgencia en el hospital y heridos graves con huesos rotos o heridas profundas.

Una cosa es clara: todos se acusan contra todos. Gran parte de este desperfecto ocurre como consecuencia de tensiones sociales que se vienen experimentando en el país debido a reformas políticas, y los partidos se culpan entre ellos de la situación y ponen en duda las medidas con las cuales se trata el problema.

Las tensiones de índole política terminan afectando en el desarrollo de problemáticas ambientales. El problema en sí es el mismo, tanto para defensores de los estanques como para quienes están en contra de los mismos: el cambio climático y la falta de recursos.

Sin embargo, quedan en el medio las problemáticas político-sociales y no se llega a un consenso sobre el tema, incluso llegando a dejarse de lado la causa original: en vez de plantearnos la utilidad o consecuencias del uso de embalses, terminamos hablando de un enfrentamiento violento entre policía y manifestantes. Como sociedad, debemos evitar estos imperfectos y llegar a buscar soluciones para evitar enfrentamientos de este tipo y frenar el deterioro del ambiente.

Por: Ariana Amaya

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