Cualquiera que haya leído las noticias estos últimos días se habrá dado cuenta de que, en Nepal, las cosas (literalmente) están ardiendo. Desde hace días se está llevando a cabo un ciclo de protestas liderado por jóvenes que expresan su enojo contra el Gobierno y el Parlamento. Seguí leyendo para saber de qué se trata esto.
Primero que nada, ¿Nepal?¿Dónde queda? Es un pequeño país localizado al sur de Asia, y está rodeado por India y China. Justamente en un punto de la frontera entre este último país y Nepal se encuentra el Monte Everest, el pico más alto del mundo y un gran atractivo de turismo aventura. Este país estuvo gobernado, hasta hace unos días, por Khadga Prasad Oli, miembro del Partido Comunista de Nepal.
Pero, ¿cómo surgieron los problemas? A principios de mes, el gobierno de Nepal bloqueó el acceso a 26 plataformas de redes sociales, como WhatsApp, Facebook, Instagram y YouTube, alegando que no cumplían con las normativas locales. Las autoridades justificaron esta medida para combatir la desinformación, el discurso de odio y el fraude en línea.
Ahora, si bien este bloqueo fue el detonante de estas protestas, el malestar entre los jóvenes aumentó por lo que consideran una creciente corrupción y las promesas incumplidas del gobierno de resolver los problemas económicos de larga data del país.
Las marchas están lideradas por jóvenes de entre 15 y 28 años, en su mayoría estudiantes, que pertenecen a la Generación Z. Este movimiento masivo se organizó de manera descentralizada a través de las redes sociales, sin un líder visible. Para ellos, los hashtags #NepoBaby y #NepoKids se convirtieron en el símbolo del movimiento, de su lucha. Usando esta tendencia, difundieron videos virales que contrastan el estilo de vida lujoso de los hijos de los políticos con la difícil realidad de los jóvenes de Nepal: Según el Banco Mundial, el 20,8 % de los jóvenes nepalíes enfrenta precariedad y desempleo.
Pero la violencia no tardó en llegar, y esta se extendió por todo el país. Los manifestantes incendiaron el Parlamento, la sede de un partido político llamado “Partido del Congreso”, la Corte Suprema y el complejo gubernamental de Singha Durbar.
Sin embargo, no solo sufrieron los edificios. Entre los sucesos más graves, el ministro de Finanzas, Bishnu Paudel, fue obligado a desnudarse, golpeado y arrojado al río Bagmati. Además, Rabi Laxmi Chitrakar, esposa del ex primer ministro Jhalanath Khanal, murió a causa de quemaduras después de que su vivienda fuera incendiada.
¿Y el gobierno?
Las fuerzas gubernamentales abrieron fuego contra los manifestantes en medio de enfrentamientos callejeros. Se utilizó munición real, cañones de agua y gas lacrimógeno y, por ahora, hay un saldo de 22 personas muertas y cientos de heridos, según informó el Hospital de Servicio Civil de Nepal.
El principal aeropuerto internacional del país cerró debido a la violencia y, esa misma noche, el Ejército de Nepal envió tropas a Katmandú “para controlar la situación y garantizar la seguridad de Nepal y los nepalíes”, estableciendo un toque de queda en todo el país.
Con el infierno desatado en la capital, el primer ministro Oli presentó su renuncia al cargo con efecto inmediato e hizo un llamado a «cooperar para resolver pacíficamente la difícil situación del país».
Mientras tanto, organismos internacionales expresaron preocupación. El secretario general de la ONU, António Guterres, pidió una “investigación exhaustiva” y exhortó a las autoridades a respetar los derechos humanos. Amnistía Internacional denunció que “el uso de fuerza letal contra manifestantes que no representan una amenaza inminente de muerte o lesiones graves es una grave violación del derecho internacional”.
¿Y ahora?
La misma tecnología que se intentó prohibir fue utilizada por decenas de miles de jóvenes para organizarse. El diario The New York Times reveló que más de 100.000 ciudadanos se conectaron a un servidor de Discord, una plataforma digital, donde debatieron posibles candidatos para liderar un gobierno interino.
Aunque los organizadores del canal de chat, asociados a la organización cívica Hami Nepal, admitieron que no representaban a todo el país, su presión digital tuvo un impacto político significativo. Del debate surgió un consenso a favor de Sushila Karki, expresidenta del Tribunal Supremo.
Posteriormente, el ejército se reunió con los moderadores para solicitar un nombre para la transición. Al día siguiente, Karki mantuvo encuentros con el presidente Ramchandra Paudel y con el jefe de las Fuerzas Armadas, el general Ashok Raj Sigdel.
Su nominación se debió a su trayectoria judicial y perfil anticorrupción, lo que superó las consideraciones partidistas y marcó la desconfianza de la población con cualquier político que se asocie a las élites tradicionales. El ejército se comprometió a asegurar la estabilidad del país hasta las elecciones programadas para marzo de 2026.
Ahora bien, a modo de conclusión, les dejo una pregunta: ¿Podrían las plataformas digitales convertirse en una nueva forma de gobernanza, capaz de superar las estructuras partidarias y de canalizar la voluntad popular de manera directa? Y, de ser así, ¿es esa la respuesta que buscamos?
Escrito por: Matias Caceres