Desde hace tiempo, en el conflicto que originalmente involucraba a Israel y Palestina, ahora también participan otros actores, sean estatales o no: Hezbollah, Irán, Yemen, por nombrar algunos. Pero lo que suena de manera repetitiva en los medios es lo que está sucediendo con el Líbano. Durante este mes, Israel ha estado llevando a cabo diferentes incursiones al sur de este país. Esta situación nos permite plantearnos diferentes preguntas: ¿Es la primera vez que Israel invade este país? ¿Cuáles son los objetivos de los ataques? Estas preguntas las desarrollaremos en este artículo.
Antes de comenzar, es necesario explicar el rol del grupo Hezbollah, surgido en 1982. Este es un partido político islamista chiita y, a su vez, un grupo paramilitar. Si bien es respaldado por Irán, tiene una gran presencia en el Líbano, llegando a tener un poder de veto dentro del gabinete presidencial. Desde 1992, estuvo liderado por Hasan Nasralla, quien fue eliminado a fines de septiembre de este año durante un ataque israelí. Su supuesto heredero, Hashem Safi al Din, corrió con la misma suerte unos días después, al igual que su sucesor. Según diferentes estimaciones internacionales, este grupo tendría entre 20.000 y 50.000 combatientes, y alrededor de 160.000 cohetes y misiles.
A lo largo de su historia, el Líbano ha sufrido dos intervenciones militares por parte de Israel. La primera, en 1982, llegó hasta la capital, Beirut, con el objetivo de atacar a la Organización de Liberación Palestina que se encontraba en el país. No obstante, los ataques también se realizaron sobre refugiados, estimándose una pérdida de 20.000 vidas libanesas y 654 israelíes. Tras este incidente, podemos encontrar el origen de Hezbollah. La segunda, en 2006, fue una respuesta limitada a un ataque con cohetes sobre ciudades israelíes por parte del grupo terrorista nombrado anteriormente.
Podemos destacar ciertos elementos del conflicto del 2006 en el actual. Los involucrados son Israel y Hezbollah, y comenzó como un ataque “limitado, localizado y específico” en la región sur del Líbano, cerca de la frontera entre ambos, contra objetivos de Hezbollah. Sin embargo, desde el mes pasado se han atacado, principalmente por vía aérea, regiones al este del país y en Beirut. Las últimas cifras indican unas 1.400 muertes libanesas y 900.000 desplazados desde la intensificación de actividades.
Benjamin Netanyahu, el Primer Ministro israelí, fue contundente con sus declaraciones: apeló a los libaneses a librar a su país de Hezbollah, de lo contrario, la población se vería frente a una «larga guerra que traerá destrucción y sufrimiento similar al que vemos en Gaza», que no sería contra la población civil, sino contra el grupo terrorista.
Lo que brilla por su ausencia en esta situación es el ejército del Líbano, el cual ya ha sufrido 3 bajas. Ante los hechos que se producen en su país, no sería extraño ver una respuesta armada por parte de la armada libanesa, sumando además que dicho país considera a Israel como un enemigo. Lo que dificulta su accionar es que no poseen el equipo y arsenal suficiente (ya sea en cantidad o calidad) para hacer frente a este conflicto. No debemos olvidar que el ejército israelí es uno de los más fuertes y está respaldado financiera y técnicamente por parte de las potencias occidentales.
¿Y la ONU? El Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, se pronunció en la apertura de las sesiones de la Asamblea General en Nueva York hace unas semanas. Él advirtió que «el pueblo de Líbano, el pueblo de Israel y el pueblo del mundo no pueden permitir que Líbano se convierta en otra Gaza» y que «todos deberíamos estar alarmados por la escalada, Líbano está al borde del abismo».
Pocos pueden imaginar, pero esta organización internacional también ha tenido algunos heridos en sus filas durante el conflicto. El cuartel general de los cascos azules en Naqoura, una ciudad al sur del Líbano, se vio varias veces en medio del fuego cruzado. Es más, según una fuente de la ONU, “las fuerzas israelíes dispararon un proyectil de tanque contra una torre de vigilancia” en dicha ciudad.
Para concluir este artículo, podemos decir que el conflicto entre ambos países no es algo novedoso. Si bien, según fuentes israelíes, el objetivo es debilitar a Hezbollah, la población civil no es ajena a los ataques. Además, con la muerte de Nasralla y sus sucesores, lo más probable es que la persona designada en la conducción de la organización busque venganza, evaporando así las esperanzas de una resolución a corto plazo al conflicto.
Israel se enfrenta así a una guerra en dos frentes: en la Franja de Gaza y en Líbano.
Con otros países como Yemen, Iraq e Irán, que amenazan con entrar al conflicto, veremos qué tan sostenible será esta situación para el Gobierno de Tel Aviv y durante cuánto tiempo más tendrá el apoyo de sus principales socios, como Estados Unidos.
Escrito por: Caceres Matias