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EDUCACIÓN

Todos los docentes saben educar, pero todos se olvidaron de lo más importante

Todos los docentes saben educar, pero todos se olvidaron de lo más importante

Desde épocas inmemorables, los educadores fueron sinónimo de prestigio y excelencia. Se los coloca en un pedestal donde muy pocas personas pueden estar, pero este lujo cada vez se va reduciendo más. Si bien son los formadores de los miembros de nuestra sociedad, los impulsores de nuevas estrellas y trabajadores de diversos rubros, hemos de resaltar que, pese a que todos enseñan, no todos se preocupan por el aprendizaje y el correcto entendimiento de los contenidos dados hacia los alumnos.

Vamos a reflejar lo dicho anteriormente en datos numéricos dentro del territorio argentino: mientras que en 2022 solo 13 de cada 100 chicos terminó la escuela en 12 años y con los conocimientos básicos de lengua y matemática, en 2020 habían sido 16/100, y en 2016, 17/100. Por ende, podemos concluir que con el transcurso de los años los alumnos tardan cada vez más en terminar la escuela, con la minoría comprendiendo el temario dado dentro de las materias básicas.

En el siglo XXI, la educación se enfrenta a nuevos retos. La globalización, las nuevas tecnologías y los cambios sociales exigen una educación de calidad que prepare a los estudiantes para el futuro. La pedagogía se centra en el desarrollo de competencias y habilidades, así como en la formación de ciudadanos críticos y comprometidos.

Todo esto nos deriva a la siguiente pregunta: ¿Por qué los maestros educan, pero los alumnos no aprenden? ¿Es culpa de los alumnos, los docentes o el sistema educativo?

La pregunta de por qué los alumnos no aprenden a pesar de que los maestros enseñan es compleja, y no tiene una respuesta única. Se deben considerar múltiples factores interrelacionados, que incluyen a los alumnos, los docentes y el sistema educativo en su conjunto. Pero bajo mi punto de vista, el único y completamente culpable es el sistema educativo.  Más allá de ser una problemática que se ve maximizada dependiendo de cada individuo y su comportamiento ante las tareas que deben de realizar, la estructuración y la limitación que posee este sistema no se adapta a las necesidades de cada alumno, por lo que solo unos pocos son los que aprenden y presentan interés.

Esta estructura se basa en la redacción de temas y su estudio memorizado; no se aplican ejemplos prácticos ni conceptos relacionados a la vida cotidiana para facilitar la comprensión de las materias.

Pero para poder cambiar esto, primero tenemos que cambiar nuestra mentalidad como comunidad. Es fundamental abordar todos estos factores de manera integral para mejorar la calidad de la educación y garantizar que todos los alumnos tengan la oportunidad de aprender y alcanzar su máximo potencial.

Escrito por: Petacci, Rafaela