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¿Dato mata relato? La realidad vs. la megalomanía de Javier Milei

¿Dato mata relato? La realidad vs. la megalomanía de Javier Milei

La economía argentina atraviesa una crisis muy aguda desde hace más de una década. Durante todos estos años de estancamiento, el indicador que más le interesó a la sociedad fue el de la inflación. Desde hace años que la inflación en nuestro país no deja de subir, alcanzando récords que se superan año tras año. Si bien es cierto que los últimos tres gobiernos; el de Cristina Fernández, el de Mauricio Macri y el de Alberto Fernández son parte integral de la crisis que atravesamos; en cada uno de ellos, la crisis tuvo sus particularidades, y hay sectores de la sociedad que la pagaron más duramente que otros.

Hoy en día, Argentina es gobernada por Javier Milei, quien se jacta de, durante su medio año de gobierno, haber hecho “el ajuste más grande de la historia”. Además de que encontramos, en esta declaración, su megalomanía, en este artículo, nos preguntamos: ¿Quién está pagando el ajuste de Milei?

Recientemente, el INDEC publicó datos acerca del desempleo, la desigualdad y la actividad, entre muchos otros, que reflejan objetivamente la realidad en la que vivimos. Ahora bien, parece que nuestro presidente vive en una realidad paralela, en la que es un genio de la economía y todos sus resultados son positivos. Les propongo conocer un poco de las dos cosas: primero, sobre la realidad en la que vive el presidente, y después, sobre la que vivimos, los otros más de 46 millones de argentinos.

La realidad del presidente Milei:

La semana pasada, el presidente volvió al país luego de un viaje por Europa, en el que recibió algunos premios y tuvo reuniones con dirigentes políticos del viejo continente.

Primero, viajó a España, donde recibió dos premios: el Premio Juan de Mariana, el cual recibió en el Casino de Madrid, entregado por una organización libertaria muy marginal en el país, donde participa Jesús Huerta de Soto (a quien Milei considera una especie de mentor). Al mismo tiempo, recibió la Medalla de la Comunidad de Madrid, entregado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, con el que se distingue a personalidades que viajan a la ciudad.

Luego, recibió otro premio en Alemania, entregado por la Sociedad Hayek. Un dato no menor es que esta es una Sociedad cooptada por el partido de ultraderecha alemán, AFD, formado por personas que niegan el Holocausto y desplazaron de la Sociedad a los liberales que se manifestaban abiertamente en contra del nazismo. Cabe remarcar que, en Alemania, Milei se reunió con Olaf Scholz, Canciller alemán, siendo este el primer líder político europeo socialdemócrata con el que Milei se reúne.

La gira de Milei terminó en República Checa, en dónde este declaró: “con mi Jefe de Asesores, el Dr. Demian Reidel, estamos reescribiendo gran parte de la teoría económica para poder derivar optimalidad de Pareto tanto estática como inter temporal, teniendo funciones de producción no convexas. Es decir, que, si nos termina de salir bien, probablemente me den el Premio Nobel de Economía junto a Demian, pero eso es parte de otra historia”.

No sabemos si esa será parte de otra historia pero, sin dudas, es otra la historia que se vive en Argentina.

Mientras tanto, en Argentina…

Si nos guiamos por las estadísticas publicadas por el INDEC, en lo que menos podemos pensar es en Milei ganando un Nobel de Economía. Para analizar la situación actual, vamos a medir determinadas variables: el desempleo, la concentración de la riqueza, la desigualdad, el PBI, la variación del poder adquisitivo y el consumo.

La desocupación:

Anteriormente, mencioné que la inflación es, para la sociedad, el principal problema desde hace ya muchos años. Según el momento, desde 2018, en las encuestas de opinión pública, el principal problema para los argentinos fue: a) la inflación o b) la seguridad. En toda la década del 2010, el desempleo nunca fue el problema más importante para los argentinos. En el último sondeo, luego del último indicador de la inflación, la más baja después de mucho tiempo, esta dejó de ser el problema más importante, y fue sucedida por uno mucho más grave: el desempleo.

No es necesario explicarle a un argentino qué es la inflación. Es más, a mi generación, es más complicado explicarle qué es no tener inflación. Pero la inflación, un fenómeno de aumento generalizado en los precios, es posible de enfrentar, o mínimamente, sobrellevarla, si tenés empleo. Sin un empleo, por más que la inflación baje al 4,2% (dicho sea de paso, los niveles de inflación que tenía Martín Guzmán) cualquier aumento en los precios es imposible de salvar sin un empleo con el que generar ingresos. Lo que pasó en Argentina es que, durante estos meses, la inflación bajó (aunque no fue alcanzada por los salarios, como veremos más adelante), pero aumentó la cantidad de personas desempleadas, lo que se ve reflejada en el siguiente gráfico.

Este gráfico señala, al menos, tres variables importantes a analizar. La primera es que, durante el año 2023, el desempleo cayó en un 1,2%. Comenzó el año siendo de 6,9%, y terminó en un mínimo histórico del 5,7%.

Según este último informe del INDEC, el desempleo, solo en el primer trimestre del 2024, aumentó un 2%. Pero no me parece correcto dejarlo en un simple número. No podemos -o al menos no deberíamos- ver a la economía como una simple cifra, porque, detrás de lo que parece un insignificante número del 7,7%, hay 1,1 millones de argentinos sin trabajo, que tienen que soportar el ajuste más brutal de los últimos años sin un salario todos los meses. Vivir en una realidad donde la economía emerge como el problema más importante y donde todo el día estamos discutiendo cifras nos hace perder el foco en que, detrás de cada porcentaje, existen personas que no tienen la posibilidad de satisfacer las necesidades básicas. Quienes pensamos y estudiamos la economía tenemos la responsabilidad de dimensionar el aspecto humano de los porcentajes que vemos para entender la magnitud del problema que nos atraviesa y cómo cambia la vida de miles de personas con cada decisión económica de este y todos los gobiernos que lo sucedieron.

Por último, el tercer dato impactante a analizar es el crecimiento porcentual de los ocupados en búsqueda de empleo. Durante todo el año 2023, en el que Sergio Massa fue ministro de Economía, los ocupados en búsqueda de empleo aumentaron en un 0,7%. ¿Qué refleja esta cifra? Que los salarios eran tan malos y estaban tan atrasados con respecto a la inflación que un 15,5% de las personas que tienen un trabajo estaban buscando otro para complementar su salario. Esta cifra era altísima e inaceptable, pero lo sorprendente es que, en solo tres meses de gobierno de Javier Milei, la cifra aumentó en un 0,5%, llegando al 16% el número de ocupados que buscan un segundo empleo. Es decir, en tres meses, el aumento fue similar al del último año del gobierno de Alberto Fernández.

Luego de hacer esta comparación, podemos realizar una comparación entre los niveles de desempleo existentes en los últimos seis gobiernos en Argentina, observando un gráfico que el expresidente Alberto Fernández publicó en su cuenta de Instagram.

En este cuadro, podemos evaluar cómo varió la tasa de desempleo en los gobiernos de Néstor Kirchner, los dos de Cristina Fernández, el de Mauricio Macri, el de Alberto Fernández y lo que es, hasta el momento, el de Javier Milei.

El primer dato interesante para observar es que Javier Milei recibió el desempleo en los niveles más bajos en todo el siglo XXI, luego de la mega crisis del 2001. Como ya dijimos, tan solo en el primer trimestre, el desempleo aumentó en un 2%. Pero, para conocer la dimensión de este crecimiento, resulta interesante analizar si los gobiernos anteriores aumentaron o disminuyeron la tasa desempleo.

Se suele discutir qué gobierno recibió la herencia más pesada en nuestra historia democrática. Sin dudas, es una discusión muy difícil, ya que hay muchas herencias muy complicadas. Alfonsín recibió una herencia político-económica muy desfavorable de la dictadura militar; Menem asumió con una hiperinflación que había dejado el gobierno de Alfonsín; el 2001 dejó una herencia en términos económicos y sociales muy negativa para Eduardo Duhalde y, posteriormente, Néstor Kirchner; Mauricio Macri dejó la deuda más grande de nuestra historia a su sucesor, Alberto Fernández, y este le heredó una crisis económica al actual presidente, Javier Milei. Para herencias como estas, prefiero no recibir nada.

Lo cierto es que, en materia de desempleo, el que más jodida la tuvo fue Néstor Kirchner. Recibió un desempleo del 17,3% y, cuatro años más tarde, finalizó su gobierno en 8,7%, lo que significó una reducción del 8,6%. La herencia del 8,7% que dejó Kirchner lo recibió Cristina Fernández, que lo redujo en un 2% hasta el 6,7% en su primer mandato, y un 0,8% en su segundo mandato, dejando, al finalizar su gobierno, un 5,9% de desempleo. Ese 5,9% lo recibió Mauricio Macri, que tan solo en el segundo trimestre de su gobierno lo llevó a más del 9%, finalizando su mandato en un 8,9%, siendo el único presidente desde el 2003 a esta parte que dejó un desempleo mayor que el que recibió.

Alberto Fernández heredó ese 8,9% de desempleados que dejó Mauricio Macri y, a pesar de que durante la pandemia el número creció por encima del 12%, terminó, como comentamos anteriormente, en el piso histórico del 5,7%.

Este análisis nos muestra dos cosas fundamentales: la primera es que el único presidente en aumentar el desempleo durante su mandato fue Mauricio Macri. Como segunda variable, debemos preguntarnos, ¿el primer índice de desempleo del gobierno de Milei necesariamente implica que éste seguirá subiendo? Claro que no. Absolutamente todos los presidentes en Argentina, desde el año 2003, tuvieron un aumento del desempleo en el primer trimestre de su mandato. De todas maneras, el salto de esta estadística en este año es la segunda más grande, luego del crecimiento del desempleo que generó Macri, con un ajuste mucho menor a este apenas asumió. Se deberá analizar, en los trimestres restantes de este año, si la tendencia del crecimiento en el desempleo se agudiza o si fue un salto propio del cambio de gobierno.

La concentración de la riqueza y la desigualdad:

                En este apartado, analizaremos la concentración de la riqueza en Argentina y la desigualdad, también siguiendo los datos del INDEC. Esta estadística nos muestra el porcentaje de la riqueza total del país que tiene cada sector en Argentina.

Brevemente, antes de comenzar el análisis, es fundamental explicar el sistema de deciles, que será clave para entender la concentración de la riqueza y la desigualdad. Para analizar qué tan concentrada está la riqueza y qué tan desigual es una sociedad, se la divide en 10 grupos, que equivalen a un 10% de la población cada uno, ordenados según sus ingresos. El decil 10 está conformado por el 10% con mayores ingresos, y el nivel de ingreso continúa bajando decil a decil, siendo el decil número 1 el conformado por el 10% de menores ingresos.

Una vez conocida esta metodología de análisis, podemos comprender, en el siguiente gráfico, la concentración de la riqueza que existe en Argentina.

Como podemos observar, el decil 10, el de mayores ingresos, concentra el 27% del total de los ingresos. En total, los ingresos totales del decil más rico son 15 veces superiores al del decil más pobre, lo que muestra la enorme brecha entre quienes más tienen y las personas más vulnerables. Otro dato interesante es que entre el decil 8, 9 y 10, los tres con ingresos más elevados, concentran un 54,6% del total. Es decir, el 30% de la población concentra más de la mitad del total de los ingresos, mientras que el 70% restante debe conformarse con el 45,4% de la torta. Lo peor de todo es que, como veremos más adelante, además de estar mal distribuida, la torta se está achicando.

Para profundizar más acerca de la cuestión de la desigualdad, es importante tener en cuenta el Coeficiente de Gini del ingreso familiar per cápita. Este indicador muestra un número entre 0 y 1, donde 0 es la perfecta igualdad entre las personas y 1 la desigualdad absoluta.

Este es un gráfico que muestra el Coeficiente de Gini en el primer trimestre de cada año desde el 2004. Podemos ver, en 2004, un pico de la desigualdad en Argentina, que tuvo una tendencia a la baja que duró hasta el 2016, primer año de gobierno de Mauricio Macri. Los cuatro años de su mandato fueron los únicos en los que existió un aumento sostenido de la desigualdad en nuestro país. De todas formas, en el primer trimestre de gobierno, este índice aumentó en un 0,01%. Durante el gobierno de Alberto Fernández, el indicador experimentó una fuerte baja (una reducción de la desigualdad), aunque luego tuvo un pico de crecimiento sobre el final de su mandato, relacionado especialmente a la quita del Impuesto a las Ganancias, que hizo que las personas con mayores ingresos dejen de pagar ese impuesto y por consiguiente, aumente la desigualdad.

Lo novedoso es que, solo en el primer trimestre de 2024, el Coeficiente de Gini aumentó en un 0,021%, un crecimiento histórico del coeficiente que marca un aumento de la desigualdad que no había sido tan abrupto desde hace 20 años. Así mismo, este es el nivel de desigualdad más elevado de los últimos 16 años, igualando el número que existía en 2008.

Otro dato a destacar es que en solamente tres meses de gobierno, el aumento en la desigualdad fue mayor al que se vivió en los primeros 3 años de mandato de Macri, y únicamente un 0,06% menor al aumento de la desigualdad vivido en todo el mandato de Juntos por el Cambio, entre los años 2015 y 2019.

El PBI:

Anteriormente, vimos lo mal distribuida que está la torta en Argentina, y comenté al pasar que, no solo está mal distribuida, sino que también es cada vez más chica.

Este gráfico muestra la caída en el producto interno bruto (PIB), que se produjo en el primer trimestre de 2024, que cerró siendo el PIB más chico registrado desde el segundo trimestre del 2021, cuando se comenzaba a salir de la pandemia.

La variación interanual del PIB, es decir, la variación entre el primer trimestre del 2023 y el primero del 2024, es negativa en un 5,1%. Mientras tanto, considerando el cuarto trimestre del 2023 y el primero del 2024, el PIB cayó en un 1,4%.

Esta caída es preocupante, dado que es de público conocimiento que el gobierno no está enfocado en luchar contra la desigualdad o contra cómo se distribuye la torta, sino exclusivamente en maximizar la eficiencia y que esta sea más grande. Si bien es una caída ya normalizada en un país que no crece y se encuentra estancado desde el año 2011, es desalentador pensar que el aumento en la desigualdad se verá acompañado de una disminución del PIB.

Variación del poder adquisitivo:

Ya vimos que la desigualdad es cada vez más grande, y este es un fenómeno que se agranda, principalmente, porque los salarios no le ganan a la inflación. O al menos, en algunos sectores, como veremos más adelante.

Principalmente, es importante mencionar que, para el gobierno, el principal logro de la gestión ha sido bajar la inflación. Eso sí, en el primer mes de gestión, duplicaron la inflación de noviembre de 2023 y la llevaron hasta el 25,5% en diciembre. En los meses posteriores, se vio una baja progresiva de la inflación, llegando a un 4,2% en mayo, dato que el gobierno, el presidente en particular, gritaron como un gol. Literalmente.

Lo cierto es que, si bien la inflación durante la gestión de Massa como ministro de Economía se disparó, la inflación más baja de Milei sigue siendo mayor al promedio del índice de la inflación durante toda la gestión del exministro Martín Guzmán, que fue de 3,95%, que fue ministro durante todo el tiempo que duró la pandemia y dejó el cargo a mediados del 2022.

Con todos estos datos, quiero llegar a que, si bien es un gran logro que Milei haya logrado bajar la inflación, los números actuales siguen siendo tan graves como los que observamos en los últimos gobiernos. Más aún considerando que esta baja de la inflación generó más desocupación, más desigualdad y más concentración de la riqueza.

En este apartado, nos proponemos estudiar en profundidad la variación del poder adquisitivo de las personas, y vamos a volver a utilizar gráficos divididos en deciles.

Este gráfico nos permite entender cuánto aumentaron los salarios de las personas entre el primer trimestre de 2023 y el primero del 2024, así como también cuánto aumentaron la canasta básica alimentaria, la canasta básica total y el nivel de inflación. Esto vuelve a marcar la desigualdad entre el decil más rico y el más pobre: los ingresos del decil de menores ingresos aumentaron en un 157,6%, mientras que el del decil con más ingresos aumentó un 209,3%. En promedio, el ingreso de los trabajadores aumentó un 195,8% con respecto al primer trimestre del año pasado, mientras que la canasta básica alimentaria aumentó un 302,3%, la canasta básica total un 287,6% y la inflación un 273,5%.

En este otro gráfico, podemos observar cuánto poder adquisitivo perdió cada decil con respecto a la canasta básica total. El decil más pobre, como siempre, perdió mucho más que el decil más rico. El decil de menos ingresos perdió un 33,5% de poder adquisitivo, mientras que el promedio de todos los deciles es de 23,7%. El decil de mayores ingresos perdió menos poder adquisitivo de la media, siendo su pérdida de un 20,2%.

Para que se den una idea de la gravedad de este indicador, en el peor momento de la pandemia, siendo este el segundo trimestre del 2020, el promedio de pérdida del poder adquisitivo fue del 15% (un 8,7% menor que ahora), y en el decil de más bajos ingresos fue del 28% (un 5,5% menor que ahora). Es decir, la pérdida del poder adquisitivo en el primer trimestre del 2024 es peor que la que vivimos en el momento más grave de la pandemia.

Todos estos indicadores explican, en gran medida, el impresionante aumento de la pobreza y la indigencia durante el primer trimestre de este año. La pobreza, pasando de un 38,7% al 55,7%, y la indigencia, de un 8,9% a un 18,3%. Ambos indicadores son los más altos desde el 2004.

A modo de conclusión acerca de la pérdida del poder adquisitivo, podemos ver quiénes son las personas que están pagando el ajuste. Contrario a lo que dice el ministro Caputo, los más afectados por la brutalidad de este ajuste son las personas de más bajos ingresos. Estos números también muestran que la frase del presidente de que su política social es extraordinaria y ponderada en el mundo está lejos de ser cierta.

El consumo:

La última variable para analizar es el consumo. Lo vamos a hacer con dos mercados específicos: el de la ocupación hotelera (ya que el primer trimestre del año abarca los meses de enero y febrero, los dos en los que las personas más vacacionan) y el consumo diario de las personas, que es el de los supermercados.

Este gráfico muestra la ocupación hotelera de residentes y no residentes en diferentes regiones de nuestro país: CABA, Patagonia, Litoral, Norte, Cuyo, Córdoba y provincia de Buenos Aires.

En total, este año hubo 1.252.783 viajeros menos que en el primer trimestre del 2023. Esto significa una caída del 19,7% en la ocupación hotelera. De cada 10 personas que vacacionaron en el primer trimestre del 2023, 2 no pudieron volver a hacerlo este año. Y esto no solo refleja la caída en el poder adquisitivo de las personas, sino que también es una situación muy grave para muchas ciudades, e incluso provincias, en donde el turismo es una de sus principales fuentes de financiamiento.

Con respecto a las compras en general, podemos apreciar una caída abrupta a partir de diciembre de este año, mes en el que habíamos experimentado un boom de compras, siendo uno de los indicadores más grandes de todo el gobierno de Alberto Fernández. Esto puede tener que ver con que muchas personas, a las expectativas de una hiperinflación o de un ajuste muy grande como el actual, decidieron “sobrestockearse”. Esto, sumado a la brutal caída en el poder adquisitivo, explica en gran medida la caída en el consumo, a niveles similares a los del 2021, cuando se comenzaba a salir de la pandemia del Covid-19.

En cuanto a las compras en supermercados, también se puede observar una caída muy abrupta, en el aspecto más importante del consumo para el día a día de las personas, directamente relacionado con su salud alimenticia. Comparando el primer trimestre del 2024 con el primero del año pasado, las compras en supermercados cayeron un 17,6%. Además de la gran caída en las compras, es interesante observar otro número que refleja la realidad de gran parte de la sociedad: las compras con tarjeta de crédito.

Durante el primer trimestre de este año, en los supermercados se gastaron $582.602 millones de pesos con tarjeta de crédito. En efectivo, las compras fueron de $233.013 millones, y con tarjeta de débito $410.326 millones. Es decir, el medio de pago más utilizado fue la tarjeta de crédito, duplicando a las compras en efectivo y siendo $172.276 millones mayores a las compras con tarjeta de débito. Esto refleja crudamente la falta de liquidez de las personas y todo lo que le cuesta a gran parte de la sociedad abonar el aspecto más básico y necesario de su consumo, como lo son las compras en el supermercado.

 

Por último, es interesante observar cómo se vieron afectadas las ventas mayoristas. Estas cayeron un 21,2%, incluso más que las ventas en los supermercados minoristas. Esta caída nos muestra, así como lo hacía la gran cantidad de compras con tarjeta de crédito, que la mayoría de las personas ya no pueden afrontar una compra de gran magnitud.

Cabe recalcar que todos los datos previamente mencionados son datos oficiales del INDEC, así como la mayoría de los gráficos utilizados. No quiero finalizar este artículo sin un especial agradecimiento a Daniel Schteingart, quien realizó algunos gráficos que utilicé y que, sin ellos, no habría podido completar el análisis.

Conclusión

Si llegaste hasta acá, seguramente estés un poco deprimido, porque no vimos ningún dato positivo. Lo único alentador es la desaceleración de la inflación, aunque el índice de mayo aún sea superior al promedio de Martín Guzmán y esté acompañada de una recesión, desempleo, pérdida del poder adquisitivo, crecimiento de la desigualdad y la concentración de la riqueza, una caída del PIB y mucho menos consumo.

Es importante, observando todos los datos que fueron expuestos en este artículo, que nos quedemos con un hecho fundamental: el ajuste lo están pagando las personas con menos ingresos, que no solo tienen cada vez menos poder adquisitivo, sino que son los más afectados por el nuevo fenómeno de la desocupación. Por eso hoy la empatía es más importante que en cualquier otro momento y, por más que vivamos en un contexto de polarización extrema, en el que la crueldad se volvió la norma, empatizar con quienes más sufren uno de los ajustes más brutales de nuestra historia es tarea de todos.

Escrito por: Ingoglia Tomas