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EDUCACIÓN

Vouchers educativos: ¿El futuro de la educación?

Vouchers Educativos, concepto que seguro hemos sentido nombrar en estas últimas fechas post-Elecciones PASO. Idea tildada, según lectores, de loca, ineficiente y poco lograble en la Argentina es la que propone el quizás futuro presidente Javier Milei.

Pero, ¿de dónde nace este concepto? ¿Cómo es? ¿Ya se logró en otros países? ¿En verdad es ineficiente como dice el pueblo? ¿Cómo se aplicaría a la Argentina actual? Todas estas incógnitas, y muchas otras en este tópico de la educación relativamente nuevo, serán analizadas en este artículo.

Para saber de dónde viene, tenemos que remontarnos a 1955, a la Ciudad de los Vientos, Chicago, en Estados Unidos. Allí, nace el “Cheque Escolar”, aplicando la teoría a la práctica en la Escuela de Economía de Chicago de políticas educativas, donde su precursor, Milton Friedman, en su ensayo “El papel del gobierno en la educación”, planteó por primera vez este sistema. Desde entonces, diversos autores político educativos fueron retomando el ensayo y reformándolo.

Su funcionamiento, explicado en palabras, se torna o se hace parecer muy sencillo. En vez de utilizar un sistema de usuario de determinado uso público, el Estado le entrega fondos a quien los gaste en el servicio que más le convenga. En este caso, el servicio de la educación (colegios, institutos, universidades, etc.).

Aunque si bien parece fácil en la teoría, debemos entender que estamos tendiendo a una mayor incidencia de la economía y el gobierno dentro de la educación. Según estudios, la intervención del gobierno dentro de la educación va a incidir en dos formas: el enfoque amplio, donde escuelas aumenta su competencia, convirtiéndose en escuelas Magnet, autónomas o con fines de lucro; y el enfoque individualista, donde se proporcionan subsidios a las personas que asistan a los vales de la universidad o las escuelas K-12. (K-12: Concepto de escuela que involucra 12 años)

Sobre este último enfoque, se derivan dos conceptos de economía generales: soberanía del consumidor y teorema de libre mercado. El primerio hace énfasis en que una familia podrá elegir dónde irá su hijo a la escuela y elegir la de preferencia cercana a su proveedor de educación. Por otro lado, el segundo concepto propone aumentar la competencia de mercado entra las escuelas, ya que los cupones buscan que las escuelas sean más competitivas, disminuyendo sus costos y aumentando su calidad educativa de sus consumidores.

De a poco, estos dos párrafos nos van mostrando cómo el concepto de educación va siendo afectado por variables que antes no teníamos en cuenta, como la economía o el gobierno, que en realidad siempre estuvieron presentes, pero no se veía su influencia de forma transparente.

En países cercanos, tenemos el caso de Chile y Colombia. En Colombia, el programa resultó en un éxito, con la evidencia de que, cuando se fomentó la cantidad de alumnos que habían tomado clases hasta el octavo grado, había subido 10 veces de forma porcentual, indicando mayor matrícula e interés en el estudio.

Por desgracia, en Chile sucedió algo distinto. Cuando apenas se empezó a aplicar, se hizo con la diferencia de que, en vez de ser un subsidio a la demanda, se realizó como un subsidio a la oferta, que seguía a los alumnos. Así, las familias jamás han recibido un cheque escolar, sino las escuelas, gracias a que el subsidio a la oferta plantea darles dinero a ciertos agentes económicos para que las tarifas en términos generales no aumenten para nadie.

En cierto punto, a Chile le resultó efectivo, subiendo la inscripción privada de un 20% a un 40%, y en áreas urbanas hasta un 50%. Donde se dejó de lado a la educación fue en la parte estatal, ya que este programa hacía selectiva a las escuelas privadas, pero las demás debían aceptar a todos los estudiantes interesados y eran administradas por municipios y ayuntamientos.

Posteriormente, en 2008, la demanda y los logros chilenos llegaron a ser muy bajos en comparación a otros países, lo cual obligó a una reforma en el sistema educativo. Sinónimo de que su primer sistema aplicado de vouchers educativos fue a corto plazo y poco efectivo.

(Michelle Bachelet, presidente de Chile entre 2006-2010)

Luego, en la mayoría de países europeos, la educación para todas las escuelas primarias y secundarias está totalmente subvencionada. En algunos países (por ejemplo, Bélgica o Francia), los padres tienen la libertad de elegir a qué escuela asistirá su hijo.

Si bien las condiciones de estos países son diferentes a las nuestras, lo que buscamos es que se sepa que existen casos donde la realidad de la utilización de vouchers educativos en otros países es mixta, gracias a que existen casos donde el programa muestra mayores beneficios, y en otros donde resultó perjudicial para la educación misma.

En la introducción, mencioné que el pueblo cree que es ineficiente. Ya refiriéndome a nivel nacional, claramente, los comentarios que se escuchan son mixtos, pero la mayoría de los que me tocó presenciar fueron negativos, y los que se escuchan positivos son, en parte, de quienes abalan al candidato mencionado anteriormente.

Los negativos, por ejemplo, fueron: que en Argentina sería imposible realizar este método ya que la educación no depende del Poder Ejecutivo Nacional, sino de las provincias. Dicen que la libre competencia solo funcionaría en ámbitos urbanos y grandes, pero expresan preocupación por pueblos o localidades donde no existe una gran cantidad de instituciones para generar la misma, y a todo esto se le suma la preocupación de siempre; el “curro” político debido a que, para esto, se debería reformar la Constitución Nacional y debería darse una gran burocracia a nivel país para su buena ejecución.

Siguiendo con Argentina, el candidato no propone nada distinto al concepto inicial que introdujimos hoy de vouchers. Él afirma que el sistema ideal es este, y que el actual muestra una deficiencia importante, donde los datos lo respaldan (más del 60% de los chicos de 10 años no comprenden lo que leen), por lo cual es momento de cambiarlo.

«La educación es un desastre y el país un baño de sangre. Hay un Estado fallido que todo lo que hace lo hace mal. Las instituciones tienen que competir y ser buenas. Vas a tener educación pública y educación privada. La diferencia es que no vas a ser rehén del adoctrinamiento del Estado», proclamó el liberal, luego de explicar cómo aplicaría los vouchers siendo el presidente.

Así mismo, sentenció con las siguientes palabras: “En el mundo ideal, vos podés tener un sistema de vouchers, vos estudiás y te doy los vouchers», y agregó: «Yo te lleno una tarjeta para que vos pagués la institución a la que quieras ir. Podes ir a una de gestión estatal o privada. Elegís la que te dé la gana».

¿Qué sensaciones le deja esto a un joven que quiere cuidar su educación, por más en decadencia que se encuentre? En mi caso, no es miedo, pero tampoco es algo bueno. Son sensaciones amargas las que me deja este artículo.

La duda debería estar quizás mucho más presente que antes, y con razón. Estamos hablando de incorporar conceptos nuevos en un ámbito en el vivimos día a día, y el no entender lo que va suceder con él es aún más preocupante que el estado en el que se encuentra.

A modo de conclusión, detecto que mueva quien mueva las fichas en este tablero, nosotros seguiremos siendo los peones que van adelante a modo de sacrificio o de prueba, si se quiere para no sonar exagerado.

Pero lo que sí quiero lograr es que la juventud sea consciente de que un cambio en el sistema educativo; una reforma, NO es para menos. ¿Es por la que tanto luchamos? Aún no lo sabemos. Quedará ver qué nos depara como presidente las siguientes Elecciones.

Y a vos lector, te pregunto: ¿Cuánto conocías del funcionamiento del sistema de vouchers? ¿Estás de acuerdo con que se implemente? ¿O te sucede como a muchos, que nos deja con más dudas que respuestas?

Escrito por: Torrens Máximo