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Actualmente, los casos de acoso escolar son más notorios y en mayor cantidad; desde hace tiempo que no disminuyen.

El problema está en que al hablar de bullying, la mayoría de las veces hacemos referencia y nos centramos en la persona afectada, en la víctima. Son muy pocas las situaciones en las que se hace énfasis en el victimario, o más conocido como bully.

Por eso, en este artículo nos enfocaremos y reflexionaremos sobre “la otra cara de la historia”, el agresor. Una de las principales razones por la que yo creo que no se le presta demasiada atención a dicha persona es porque generalmente se asocia a que el que agrede no sufre, sino que en realidad es alguien fuerte, cuando verdaderamente esto no es así en lo absoluto, dado que el bully oprime, violenta y molesta a sus pares porque fuera del establecimiento educativo se encuentra sometido a los mismos actos que ejerce esta persona dentro de dicho lugar. La falta de atención es uno de los tantos factores que produce estas actitudes en el abusador, debido a que como no recibe cierto “reconocimiento”, busca poder captar la atención de las personas con acciones negativas. Y en definitiva lo logra, pero ¿a qué costo?

La baja autoestima es otra causa que también genera estos tipos de comportamientos. Por lo general, esto se produce cuando el bully tiene muchas inseguridades o no se siente bien con cómo es tanto física como personalmente. Esto explica por qué todo el tiempo busca rebajar la autoestima ajena y porqué irradia tanto odio y rechazo hacia los demás. Pero sin dudas, yo creo que la causa más común por la que se producen este tipo de situaciones es porque, como mencioné al inicio del artículo, el compañero que violenta a sus pares también sufre las mismas acciones fuera de la escuela por parte de otras personas.

Por estas razones, yo creo que ante estas situaciones no solo se le debe prestar toda la atención a la o las víctimas, sino que el foco también debe ponerse en los agresores, pero ¿Por qué? Porque todo el tiempo tratamos a la víctima, intentando hacerle entender cómo debe actuar ante este tipo de personas y ponemos poca atención en qué es lo que está generando que un chico actúe de manera tan violenta. Tanto como es de suma importancia lograr que nadie se sienta afectado por los comentarios negativos, también es importante tratar el problema desde la raíz, poner un mínimo de atención en el agresor, asistirlo y brindarle ayuda para tratar sus problemas.

Con esto no quiero dar a entender que el que ofende a otros es una buena persona, sino que hay distintos factores (mencionados anteriormente) que están haciendo que dicho individuo haga sentir vulnerables a otros sin razón alguna, ya que refleja y descarga en los demás lo que está sufriendo. Dicho esto, las escuelas deberían brindar ayuda psicológica también a los agresores, no solo a los agredidos.

Por eso este artículo es una invitación a reflexionar y a pensar que en algo hay una falla, porque los casos de bullying siguen en ascenso. Son más chicos los afectados y cada vez nos encontramos con consecuencias mayores.

Por: Federica Raminger

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