Solamente en este 2022, las chicas que se anotaron para estudiar en las 39 escuelas técnicas públicas porteñas sumaron 12.039, cifra que representa el 35% de los estudiantes de esta modalidad, distribuidos en las 26 especialidades que se ofrecen. Si se suman las 13 escuelas técnicas de gestión privada, ese número inicial se posiciona en 13 mil, según el Ministerio de Educación de la Ciudad. Pero si se toman como referencia solamente los últimos cinco años, el incremento fue de 5 puntos porcentuales.
No es menor si se tiene en cuenta que a nivel nacional la matrícula femenina se mantuvo relativamente estable entre 2011 y 2020, según un estudio del Observatorio Argentinos por la Educación. Pasó de 33,1% a 34,2%.
“El cambio que empieza a verse en la matrícula no es azaroso. Las mujeres estamos ocupando cada vez más espacios y las chicas empiezan a animarse más. Eso se ve, por ejemplo, en las actividades de promoción de las técnicas en las escuelas primarias. Hay visitas guiadas, y cuando las nenas de sexto o séptimo grado ven docentes y estudiantes mujeres, manifiestan su interés”, dice quien cuenta con vasta trayectoria en área de ciencia y tecnología en el nivel secundario, terciario y universitario, María de la Paz Colla. Actualmente es docente del Otto Krause y facilitadora pedagógica en la incorporación de tecnologías en el aula dentro del Ministerio de Educación de la Ciudad (INTEC).
Mientras más mujeres egresan de las secundarias técnicas, más son las que vuelven -luego de terminar de formarse en los profesorados- para estar al frente de los cursos. Y no solamente en las materias más “feminizadas” como lengua y literatura, historia, geografía o inglés, sino que vuelven para enseñar física, tecnología de la representación, circuitos electrónicos, programación, hidráulica industrial o toman los roles de MEP (Maestras de Enseñanzas Prácticas) y se imponen en los talleres, a pesar de los obstáculos del camino.
Como sociedad, tenemos que seguir apoyando y fomentando la inclusión dentro de las escuelas para abrir las brechas de género que se impusieron en el pasado. Las técnicas siempre fueron vistas como instituciones para hombres, pero actualmente podemos ver a miles de mujeres disfrutando y aprendiendo dentro de las mismas.
Por: Rafaela Petacci