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La mayoría de las veces, el sistema educativo es muy estructurado: los alumnos cumplen varias horas sentados escuchando a los profesores y resolviendo ejercicios, potenciando la obtención de información de los distintos bloques pedagógicos, además de la responsabilidad y la capacidad de resolución. Pero, ¿qué pasa con el desarrollo social? ¿Un descanso no sería beneficioso para la formación integral y el trabajo en equipo de los estudiantes?

La creatividad es sumamente importante para la vida diaria de cualquier persona, pero a veces esta cualidad se ve limitada por el metódico sistema de educación, donde muchas veces se tiene que seguir solamente una forma de pensar. Por esto, las actividades recreativas son importantes en el plan pedagógico que debería brindar la escuela. Aunque estas actividades se den muy de vez en cuando, son importantes para que los alumnos puedan fomentar sus capacidades imaginativas, creativas y memorísticas. Al mismo tiempo, les proporciona importantes beneficios psicoemocionales (estímulos que ayudan a que los alumnos den lo mejor de sí para resolver nuevas dificultades), cognitivos, físicos y sociales, tales como la confianza en sí mismos, la capacidad de relacionarse, empatizar y resolver conflictos adecuadamente.

Como parte de la formación del adolescente, se debe garantizar un conjunto de componentes recreativos que contribuyan al cumplimiento de estos propósitos:

• La música como componente cultural esencial.
• La actividad física como entretenimiento.
• La lectura como hábito para su formación cultural.
• La cultura y el arte en todas sus expresiones.
• La recreación al aire libre y el contacto con la naturaleza.
• El juego en sus diferentes manifestaciones.
Algunas actividades que incluyen estos componentes recreativos son: clases de Orientación y Consejo de Curso entretenidas, juegos en el patio de la escuela, reuniones informales dentro y fuera del colegio, salidas a terreno, excursiones, visitas al cine, visitas al museo, jornadas deportivas, etc.

Esto también fomentará una mejor relación entre los mismos compañeros de clase y de estos con los profesores y autoridades. Paralelamente, existirá la posibilidad de identificar algunos aspectos de los menores que no son posibles de divisar dentro de una sala, en el esquema tradicional de clases. Para poder tener un ambiente más “familiar” y personal dentro del aula debe fomentarse la creatividad, así nadie se sentirá excluido y el asistir a clases sea algo reconfortante y no una obligación sin más.

Por: Rafaela Petacci

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