Este es, probablemente, el momento más difícil para escribir un artículo sobre quién es Javier Milei. Casta, órganos, armas, perros fallecidos, acusaciones de incesto, venta de candidaturas y muchas polémicas son las que están detrás de una de las figuras más controversiales y a la vez importantes de la política argentina.
Argentina es un país que siempre ha tenido candidatos, de mínima, extraños. Políticos que llegan a los medios, instalan alguna polémica, generan simpatía en alguna parte del electorado y, llegado el día de la elección primaria, rara vez superan el piso para competir en las generales. Lo más loco del caso Milei es que, aunque para muchos es un candidato de esta índole, casi un tercio del electorado quiere que sea el próximo presidente de la Nación. ¿Qué es lo que hace tan atractivo a este personaje?
En su juventud, asegura haber sido una persona muy reservada, y en más de una ocasión habló acerca de la mala relación que tuvo con sus padres, a los que ni siquiera llama así, sino que los considera únicamente sus “progenitores”. Sucede todo lo contrario con Karina, su hermana, con quien tiene una gran relación, la que ampliaré más adelante.
A pesar de que entre 1987 y 1989 fue arquero de Chacarita y llegó a formar parte del plantel profesional, según declaró, decidió dejar el fútbol para dedicarse a estudiar economía luego de ver lo que fue la hiperinflación del gobierno de Alfonsín, carrera de la que se graduó en la Universidad de Belgrano.
A partir de ese momento, trabajó en diferentes ámbitos, como universidades, bancos, dando conferencias, escribiendo libros y artículos y asesorando a diferentes personalidades de diferentes sectores, como a Daniel Scioli, al militar Antonio Domingo Bussi o a Eduardo Eurnekian.
Pese a haber trabajado en prestigiosos lugares como la Cámara de Comercio Internacional o el Foro Económico Mundial, su figura era totalmente intrascendente hasta que comenzaron sus polémicas apariciones en medios. En 2012, comenzó a escribir en La Nación y El Cronista, para luego hacerlo también en Infobae. Aproximadamente en el año 2014, comenzó a salir en algunos canales de televisión y radio junto con Diego Giacomini, un economista que fue su mejor amigo hasta una gran pelea que sufrieron hace ya un tiempo.
Sin duda alguna, su explosión se dio durante el gobierno de Mauricio Macri, donde se vio invitado a cada vez más medios para analizar la coyuntura económica del país, y se convirtió en un economista reconocido por todos, gracias a su capacidad para debatir, las polémicas que instalaba y la forma que tenía de hablar, plagada de insultos y descalificaciones, algo que parece atraer a la gente.
Su teoría liberal se fue instalando cada vez más y, en 2019, pareció volver a haber un candidato presidencial “liberal”, como lo fue José Luis Espert, aunque fueron más los votos en blanco que los votos que recibió este último candidato. Luego de las presidenciales del 2019, José Luis, también economista, se acercó a Milei y comenzaron a pasearse juntos por los medios de comunicación, mientras que, por el mal gobierno de Alberto Fernández, y más aún, por los beneficios que los políticos tuvieron durante la pandemia, a causa de la fiesta de Olivos, el vacunatorio VIP y muchas otras situaciones que evidenciaron los privilegios de los políticos y la incapacidad de muchos para ejercer sus cargos, por lo que el término “casta” que este político instaló quedó pegado en toda la sociedad, lo que hizo crecer su fenómeno y que decida comenzar a participar en política.
Su primera experiencia fue en 2021 cuando, acompañado de José Luis Espert y su armado, se postuló para ser diputado nacional por CABA, mientras que Espert hizo lo propio en provincia de Buenos Aires. Ambos hicieron una gran elección: Avanza Libertad sacó el 7,50% en PBA y La Libertad Avanza el 17.03% en CABA. Con estos números, el espacio liberal había logrado los porcentajes necesarios para que asuman cuatro diputados nacionales de esta corriente de pensamiento: José Luis Espert y Carolina Píparo por PBA, y Javier Milei y Victoria Villarruel por CABA.
Luego de la elección, algo pareció romperse entre los dos dirigentes más importantes del liberalismo argentino, puesto que, de congeniar un mismo bloque dentro de la Legislatura, ambos querían presidirlo. Esa pelea terminó con la separación total de estos referentes, llegando a que, por ejemplo, Javier acuse de “zurdo” a su colega, que hoy es candidato a Senador dentro de Juntos por el Cambio.
Así, este debió comenzar a construir un equipo propio si quería competir por la presidencia y, si bien lo logró, esa construcción estuvo plagada de polémicas. Hay una gran diferencia entre sus candidatos en los distritos más importantes del país y los que ocupan lugares en las listas del interior.
En su armado nacional, tiene como principales figuras a Victoria Villarruel, candidata a vicepresidenta, Ramiro Marra, candidato a Jefe de Gobierno porteño, a Carolina Píparo y a Francisco Oneto como candidatos a gobernadora y vice de la PBA, a Diana Mondinoencabezando la lista de diputados nacionales por la Ciudad de Buenos Aires y a “Bertie” Benegas Lynch y Marcela Pagano, haciendo lo propio en la Provincia.
Ahora bien, en el resto de las provincias y en el interior de la provincia de Buenos Aires, todo fue diferente. El economista se llevó fracasos tras fracasos de las elecciones provinciales, tanto que decidió despegarse de las últimas elecciones realizadas diciendo que él “no tenía nada que ver”, a pesar de que su cara figuraba en las boletas que no llegaron al 1% del padrón. Aunque nada quedó ahí. La peor parte de todo esto fue que muchos de sus candidatos en diferentes distritos del país, luego de sus fracasos electorales, lo acusaron directamente y también a sus más cercanos colaboradores de vender las candidaturas a quien más dinero ofrezca. Rápidamente, todos los medios de comunicación se hicieron eco de las noticias y las acusaciones no dejaron de caer.
A pesar de las polémicas que conllevaron las ventas de candidaturas, su postura a favor de la venta de órganos y la legalización de armas, entre otras, según la mayoría de las encuestadoras, continúa teniendo un piso del 20% de los votos. Por más que no haya sabido construir un espacio político, construyó, alrededor de su figura, un núcleo de personas, en su mayoría jóvenes, que lo siguen a donde sea y la ideología liberal caló hondo no solo en la población, sino que también afectó a los otros partidos políticos.
Por ello, es considerado, por la opinión popular y por los medios de comunicación, un candidato de “extrema derecha”. Según él, es “anarcocapitalista” en la teoría, aunque “minarquista” en la práctica.
Su ideología generó un corrimiento hacia la derecha en la sociedad, algo que radicalizó a los precandidatos presidenciales de Juntos por el Cambio, más que nada a Patricia Bullrich, que está basando su campaña en el orden, las represiones y el ajuste sobre las clases más bajas. Lo mismo sucede con Larreta, que dejó su posición de centro dialoguista para parecerse un poco más a su competidora en las PASO. Por su parte, Unión por la Patria, si bien podría haber elegido un candidato progresista, decidió que su candidato sea Sergio Massa, el dirigente que menos tiene que ver con la izquierda en el oficialismo.
Para muchos, Milei ya ganó, ya que logró instalar muchas de sus ideas en la opinión pública, pero, ¿tiene chances de ser presidente? Hace algunos meses, quizás la respuesta habría sido sí, pero, en este momento, parece muy poco probable.
Por: Tomas Ingoglia