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CIENCIA

¿Quien es Benjamín Cinto, el argentino ganador de un desafío de la NASA?

Siendo estudiante de la UNR y oriundo de la ciudad de Gualeguaychú, Benjamín Cinto resultó ganador de un desafío de la NASA gracias a un mecanismo de ingeniería creado por el mismo, el cual podrá ser utilizado en futuras misiones espaciales.

Este joven de tan solo 24 años está cursando su ultimo año de Ingeniería Mecánica y, producto de una invitación de uno de sus profesores, se anotó en un desafío de la NASA llamado “Positive Connections: A Mechanism to Connect on Contact”. Este concurso se basaba en la necesidad de crear un sistema capaz de ensamblar grandes satélites, antenas u otros sistemas tecnológicos en el espacio, los cuales no podrían entrar en cohetes espaciales convencionales para su transporte.

Con esta propuesta, cada participante del desafío debía desarrollar este sistema utilizando su creatividad y conocimientos, siguiendo distintos parámetros como el peso, la fuerza ejercida, los materiales utilizados, el espacio que ocupa el sistema de ensamble, entre más. Además, solo contarían con 40 días para entregar sus modelos.

A Benjamín le llegó la invitación por parte de su profesor de Síntesis de Mecanismos y Maquinas. 14 de sus 19 compañeros se anotaron al programa, así como también el mismo profesor.

El estudiante comentó que fue arduo el trabajo para desarrollar el sistema. Comparó distintos modelos, los colocó en simuladores virtuales que imitan las condiciones a las que se pondría a prueba el sistema en el espacio y, aparte de este proyecto, Benjamín tuvo que seguir preparando el resto de las materias de su carrera de forma simultánea. Cuando concluyó el diseño de su proyecto, debió crear una animación 3D de la maquinaria, la cual entregó al jurado del concurso junto con el resultado de las simulaciones y un informe del sistema.

Llave Egipcia fue el nombre con el que Benjamín presentó su sistema. El mismo estudiante cuenta que, al mostrarle el prototipo a una de sus hermanas, esta le dijo que se asimilaba mucho a las cerraduras del antiguo Egipto; las cuales funcionaban con un pasador en forma de cuña que levantaba unos pestillos que luego caían en unos agujeros, bloqueando la puerta.

Luego de algunas semanas se enteró de que su proyecto había pasado la primer evaluación, quedando entre los 10 mejores. No obstante, no esperaba recibir un mensaje en el que le informaban que su sistema había quedado en el primer lugar, superando a proyectos de estudiantes de diversos países, como así también el de su propio profesor.

La Llave Egipcia superó con éxito todas las pruebas de los examinadores, quienes lo calificaron como eficaz, sencillo y confiable. Superaba ampliamente los estándares establecidos y logró que tenga un peso total de solo 200 gramos (siendo el límite 1 kg).

De esta forma, Benjamín no solo recibió un premio monetario, sino también el reconocimiento a nivel global de su sistema.

Sus valores de perseverancia y dedicación quedaron plasmados en las diversas entrevistas que realizó luego de su gran hazaña; así como también demostró la pasión propia de alguien quien ama lo que hace. Sin dudas es un ejemplo de estos valores y un modelo para aquellos que deciden seguir una carrera científica.

Escrito por: Dorsch Santiago