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CIENCIA

¿Qué historia hay detrás del Premio Nobel de Física de este año?

El pasado 3 de octubre, la Academia de las Ciencias, en Suecia, anunció los ganadores del Premio Nobel de Física de este año, entre los que se encuentra la quinta mujer en haber logrado este reconocimiento. ¿Qué lograron estos científicos para alcanzar este valioso galardón?

Pierre Agostini, Ferenc Krausz y Anne L’huillier son los nombres de estos científicos. Desde distintos laboratorios y en años diferentes, lograron llegar a los mismos resultados, los cuales les merecieron uno de los mayores reconocimientos que un científico puede recibir.

A través de distintos mecanismos creados por los protagonistas de este hito, se logró la producción de pulsos de luz con una duración extremadamente corta, lo que les ha permitido un análisis más profundo del átomo y, en específico, de las partículas con carga negativa presentes en estos: los electrones. Esto también ha llevado a la creación de una nueva rama de la física, la Attofisica, como también a nuevas aplicaciones de este logro en campos como la medicina y los circuitos electrónicos actuales. Pero antes de llegar a todo esto, debemos entender con qué cosas estaban experimentando estos científicos y por qué es tan significativo lo que lograron y las grandes consecuencias positivas que posee el caso.

Todo comienza con la única mujer entre los 3 laureados, Anne L’huillier, quien, en 1987, realiza un experimento basado en pulsos de luz infrarroja muy breves y energéticos, para después hacerlos pasar por algún gas noble (aquellos que se encuentran en la última columna de la tabla periódica) y ver qué ocurría. El resultado fue que aquellos átomos que recibieron estos breves pulsos emitieron rayos con intensidades y longitudes igualmente pequeñas, algo sorprendente, ya que esto significaba que los rayos que emitió estaban a una escala pequeñísima de tiempo, en la que el átomo y sus partes realizan sus respectivos movimientos y reacciones.

Estos lapsos están dentro de una escala denominada Attosegundos. En expresión matemática, es una quintillésima parte de segundo. Algo difícil de imaginar o comprender, y es por esto que fue clave lo que consiguió Anne.

Luego, en el año 2001, Pierre Agostini en Francia y Ferenc Krausz en Viena llegaron a resultados igualmente de increíbles sin haber tenido contacto alguno: solo los conectaba el experimento realizado por L’huillier. Ambos científicos desarrollaron tecnología y métodos distintos para producir y captar pulsos de luz de entre 650 y 250 Attosegundos. Sus métodos se han perfeccionado con los años y son utilizados en la actualidad, pero fueron el punto de partida de esta nueva rama de la física, la Attofisica, la cual estudia todos los fenómenos naturales que se desarrollan en lapsos de tiempo iguales o menores a la escala de Attosegundos.

¿Y qué implicaciones tiene este desarrollo de tecnología y estos descubrimientos? Bueno, el hecho de poder producir destellos de luz tan breves y energéticos, como también la capacidad de captarlos desde los átomos, habilita de posibilidad de saber, con mayor exactitud, a dónde se encuentran los electrones: aquellas partículas subatómicas que producen estos pulsos de luz como consecuencia de su movimiento. La precisión de su posición y su velocidad alrededor del núcleo atómico es algo teóricamente imposible gracias al Principio de Incertidumbre, planteado por Werner Heisenberg en 1925. No obstante, el desarrollo de esta tecnología nos acerca a respuestas más concretas y experimentales, desafiando los límites que planteaban las teorías.

De la misma manera que desafía teorías pasadas, también abre paso a nuevas aplicaciones. Los mismos ganadores del Premio Nobel han expuesto el posible uso de esta rama científica en detección de tipos de cáncer, como también su uso en los novedosos y sofisticados sistemas electrónicos, aportando mayor velocidad y capacidad a los sistemas.

Luego de todo esto, no existen dudas de que el Premio de la Academia sueca ha sido entregado a científicos merecedores del mismo. La genialidad de su descubrimiento, como también las curiosas y útiles implicaciones que posee, son justificativos más que válidos.

Por último, este caso nos demuestra que la ciencia sigue avanzando hacia mejores y más amplios resultados, y que no se ha quedado solo en los siglos pasados. Es óptimo aclarar esto, ya que hay una tendencia a pensar que el campo científico aportó en años anteriores pero que, en este último siglo, no han ocurrido descubrimientos significativos. Esto solo es una ilusión frente a la poca divulgación de ciencia actual y a la escasa adaptación de estos conocimientos a un lenguaje común. Sin embargo, este campo sigue avanzando y posee descubrimientos y méritos reconocibles.

Escrito por: Dorsch Santiago