Luego de varios meses desde el mensaje de Elon Musk, anunciando el éxito del primer implante cerebral de Neuralink, el paciente sale a los medios mostrando la utilidad y los beneficios de esta tecnología.
Noland Arbaugh es un joven de 29 años que sufrió un accidente buceando hace unos años, afectando seriamente sus capacidades motrices. Frente a esta situación y afrontando los riesgos de la operación, decidió ser la primer persona en injertarse el chip cerebral producido por Neuralink.
Pese a los rumores acerca del estado de salud del paciente luego de la cirugía, Noland se presentó en diversos medios de comunicación mostrando las nuevas herramientas que le ofrece esta tecnología, como así también se evidenció su buen estado.
Noland demostró cómo puede controlar el cursor de su computadora para realizar diversas actividades, aunque no con la mirada u otros mecanismos: basta con su pensamiento para que el cursor se mueva. Esto, como lo describe el mismo, lo ha ayudado a mandar textos en cuestión de segundos y a realizar otras actividades que antes resultaban complejas para él.
Sin duda, es difícil de entender cómo, a través de un chip del tamaño de una moneda, se puedan mandar órdenes con el mero pensamiento. El desarrollo de este dispositivo puede ser tan solo el precursor de una gama de nuevas tecnologías similares que, a través del pensamiento, puedan mandar órdenes específicas, ayudando a quienes poseen alguna capacidad humana de forma reducida.
Esto es, claramente, una gran herramienta para ayudar al grupo mencionado anteriormente. No obstante, este hecho también nos permite pensar en su aplicación a personas que quieren mejorar o adquirir nuevas capacidades. ¿Cuál es el límite de estas tecnologías? O mejor dicho, ¿habrá límite alguno?
Los caminos a seguir son tan variados como personas se dediquen a la creación y mejora de la neurotecnología. Lo que sí es seguro es que el chip de Neuralink marca un antes y un después en la forma y la definición del ser humano.
Escrito por: Dorsch Santiago