Sabemos que las escuelas privadas son para ciertos ámbitos sociales, pero ¿es su educación superior a la de las escuelas públicas? ¿Tienen más posibilidades que las escuelas resguardadas por el Estado? En este artículo, vamos a marcar las principales diferencias de los privilegiados y los desafortunados. ¿Pero cuál es cual?
Los motivos por los que los padres eligen una escuela para sus hijos son muy distintos, dependiendo de si se trata de un colegio público o privado. En una nueva encuesta que se hizo a nivel nacional, las familias priorizaron distintos factores: por un lado, la cercanía y, por otro, la reputación académica a la hora de seleccionar una institución. Además, uno de los factores más influyentes es el monto el cual deberán de pagar para que sus hijos puedan estudiar.
La distancia corta al establecimiento fue el motivo más señalado por las familias que envían a sus hijos a escuelas públicas (63,1%). En cambio, entre los padres que mandan a los chicos a colegios privados, lo que prevaleció fue la percepción de calidad en la enseñanza (50,9%) y la propuesta pedagógica de la institución (48%). Contar con buenas referencias sobre los docentes y directivos es importante para las familias de ambos sectores (38,6% en estatal y 40,5% en privado). Obviamente, esto no se da en todos los casos, pero generalmente sí.
El punto negativo de las escuelas privadas es que la brecha de aprendizajes entre los alumnos con bajo y alto NSE es más amplia que en la gestión estatal. Por ende, se puede afirmar que la escuela pública sigue siendo más efectiva a la hora de reducir desigualdades de origen.
“Los datos constatan que no hay una relación de causa-efecto entre el tamaño de los cursos y los resultados de aprendizaje de matemática. Por lo tanto, los motivos de los resultados probablemente se originen en razones multicausales. Los estilos de enseñanza de los profesores, las formas de evaluación, el clima escolar, los estímulos familiares, entre muchos otros factores, pueden incidir en los resultados obtenidos”, señaló Ziegler (Investigadora en el Área de Educación de FLACSO Argentina).
La escuela pública es uno de los pilares de la democracia y un factor clave de movilidad social. En América Latina, esto es esencial ya que garantiza la educación a gran parte de la población que se ve afectada por los altos índices de pobreza, lo que imposibilita a las familias a pagar por este derecho. Los estudiantes de las escuelas públicas a menudo enfrentan discriminación basada en su origen étnico o estatus socioeconómico. A pesar de estos desafíos, la educación pública sigue siendo vista como la mejor esperanza para muchos jóvenes en América Latina.
Si bien se notan las diferencias entre las escuelas públicas y privadas, el esfuerzo de los docentes y alumnos es lo que hace que el aprendizaje sea más fluido y acertado. No podemos juzgar ni determinar las capacidades de los estudiantes según el lugar donde aprenden.
Hay tanto escuelas públicas como privadas que se caracterizan por sus profesores y alto nivel académico. El estudiar no tendría que ser una barrera sino una oportunidad, de autosuperación y determinación. A pesar de que algunos tienen más privilegios que otros, convencernos de nuestras capacidades y buscar un futuro más próspero es lo que nos impulsa a ser mejores. La motivación es lo que nos hace mejores, sin importar nuestra procedencia.
Por: Rafaela Petacci