Muchas veces nos idealizamos que en una industria como es la aeroespacial, tan novedosa y sofisticada, no existe margen de error o, como mucho, este margen es mínimo. Sin embargo, la realidad se aleja mucho a esta idea.
Cada misión lleva consigo un enorme planeamiento y un conjunto aún más grande de cálculos y pruebas para que, al momento de llevarla a cabo, esta sea exitosa. No obstante, siempre existe ese margen de error y tan solo una pequeña falla puede hacer fracasar una misión entera, la cual conlleva mucho tiempo y dinero.
Como muy bien dice la frase “de los errores se aprende”, los fallos y sus consecuencias nos hacen plantear los mismos problemas desde otra perspectiva y repensar todo para que la próxima vez sea exitoso. Lamentablemente, no todos los errores se llevan consigo tiempo y unos millones de dólares. Hubo casos en la historia del desarrollo aeroespacial en los que se perdieron vidas humanas. Estos casos trágicos quedaron plasmados como momentos bisagras en la historia y puntos de los que salieron las mejores tecnologías y proyectos, sin olvidar, por supuesto, la memoria y el recuerdo de los que perdieron la vida por la investigación del espacio.
Para ser más específicos, la NASA (una de las agencias más importantes en esta industria) carga consigo las tres catástrofes fatales más grandes de la historia en el área. Misiones espaciales que, por una razón u otra, no salieron como fueron planeadas. Estas fueron: el Apolo 1, el Columbia y el Challenger. A continuación, iremos profundizando una por una para así entrar en detalles
Comenzaremos con el primero de los tres en cuestiones temporales: el Apolo 1. Fue la primera misión del programa recordado por llevar las primeras personas a la Luna en la aclamada misión Apolo 11. El Apolo 1 estaba programado para orbitar la luna con 3 astronautas y su lanzamiento sería el 21 de febrero de 1967. Por desgracia, nunca llegó a ser lanzada, puesto que el 27 de enero de ese mismo año, en una de las prácticas de los futuros astronautas, los mismos entraron a la nave de control y, al sellar la puerta para comenzar el entrenamiento (el cual era el mismo y lo repetían diariamente), desde los tanques de combustible se generó una combustión y la nave donde estaban los miembros de la misión quedo completamente incinerada. El programa quedó inactivo durante 18 meses e hicieron múltiples cambios (como por ejemplo retirar todo material inflamable utilizado en el cohete, incluido los trajes de los astronautas). Parece increíble que luego de 2 años de tal accidente el apolo 11 llegara a la Luna, en el año 1969.
En segundo lugar, siguiendo el orden, nos encontramos con el accidente del Challenger. Una misión del programa del transbordador espacial y el cual es calificado como el desastre más grande de la conquista espacial. Fue un 28 de enero del año 1986 y, al despegar con su tripulación de 7 astronautas con el objetivo de utilizar dos satélites diseñados para esta misión, a los 73 segundos posteriores una de las uniones de los tanques de combustible cedió ante la presión y género una explosión del hidrógeno líquido, provocando la explosión de la nave, que cayó sobre el océano Atlántico. Al encontrar la cabina de los miembros de la misión, pudieron confirmar que algunos de ellos no murieron en el accidente, sino en el impacto a más de 300km por hora contra el océano. Entre tantas enseñanzas que dejó este accidente, se destacan el desuso del modelo del transbordador espacial y el comienzo de la inversión en tecnologías de eyección de la cabina de tripulantes.
Por último, nos toca hablar del desastre de la misión Columbia. Esta misión ocurrió el 1° de febrero del 2003 y fue la última misión en la que se utilizó el modelo de transbordador espacial y el último accidente fatal de la NASA. Al reingresar a la atmósfera, luego de 16 días y logrando efectuar 80 experimentos relacionados con los rayos X, una placa del aislante térmico se desprendió de la nave y golpeó una de las alas, destruyendo la nave en miles de pedazos que cayeron sobre el estado de Texas. Los encargados en el caso, luego de analizar las muestras del desastre, pudieron concluir que el error que provocó la destrucción del transbordador y la muerte de sus 7 pasajeros podría haber sido evitada.
Entre estos 3 desastres, 17 personas perdieron la vida y son conmemoradas año tras año por aportar a la investigación y desarrollo de la tecnología espacial, a tal punto de dejar la vida. Por esto mismo, a los finales del mes de enero y a lo largo de febrero de este año, los dirigentes de la NASA, junto con entidades políticas de alto rango de los Estados Unidos, conmemoraron estos accidentes y sus respectivas víctimas.
Al día de hoy, en el 2023, las misiones espaciales que involucran el transporte de personas tienen muchos preparativos y son años los que se dedican para analizar el proyecto desde todos los puntos, para así evitar catástrofes como las mencionadas anteriormente. Si bien es estremecedor pensar en aquellas vidas perdidas, debemos agradecerles porque si no hubiese sido por los errores cometidos que causaron tales desastres, tal vez al día de hoy no habría tanta planeación de los proyectos y, por lo tanto, las catástrofes serían más frecuentes. Los errores, si son tomados con responsabilidad y optimismo, son parte del camino para llegar a mejores resultados.
Por: Santiago Dorsch