En los últimos tiempos, ha surgido una tendencia en algunas universidades argentinas que ha generado controversia y preocupación. Los Centros de Estudiantes (CDE) han tomado una relevancia inusual en la toma de decisiones escolares, como horarios, reuniones y contenidos académicos. Este fenómeno ha generado tensiones entre las autoridades educativas y los estudiantes, planteando interrogantes sobre las razones detrás de este cambio y cómo encontrar un equilibrio que promueva la participación estudiantil sin desencadenar conflictos.
Este problema es lo que se conoce como “Facultad Tomada”: entre no ser escuchados y ser hechos a un lado, los CDE optan por esta forma quizás un poco más “violenta” que un simple diálogo.
Es importante destacar que el surgimiento de un mayor protagonismo de los Centros de Estudiantes en las universidades argentinas no se limita exclusivamente a la edad de los estudiantes ya que también existen en secundaria, tanto en ciclo básico como en ciclo superior.
Pero sí es cierto que en las etapas universitarias, los jóvenes suelen tener una mayor autonomía y madurez. Este fenómeno se ha dado también en instituciones de otros niveles educativos. Las causas posibles a esta situación pueden ser múltiples y complejas de abordar, pero es posible identificar algunos factores que podrían contribuir a su surgimiento, tales como:
Sin embargo, es fundamental reconocer que la confrontación entre estudiantes y autoridades no es un escenario beneficioso para ninguna de las partes involucradas. La educación se nutre de un diálogo constructivo y de la colaboración entre todos los actores. Por ello, es importante que se encuentren soluciones que promuevan la convivencia y el respeto mutuo.
En este sentido, una posible estrategia para resolver esta situación sería establecer espacios de diálogo y negociación entre los representantes estudiantiles y las autoridades educativas (espacio el cual debería existir en todas las instituciones argentinas).
Es necesario fomentar una cultura de participación democrática en la que se valore la opinión de todos los involucrados. Los CDE deben ser reconocidos como actores legítimos y contar con el respaldo institucional necesario para llevar a cabo su labor de representación estudiantil de manera responsable y constructiva.
Así mismo, es importante remarcar la importancia de la existencia de los Centros de Estudiantes como mecanismos de participación y organización estudiantil. Estos espacios brindan a los estudiantes la posibilidad de expresar sus inquietudes, debatir ideas y contribuir activamente en la mejoría de la educación. La participación estudiantil fortalece la vida universitaria y enriquece el proceso de aprendizaje, al permitir que los estudiantes se involucren activamente en la toma de decisiones que los afectan directamente.
A modo de cierre y resumen, concluyo que:
La creciente influencia de los Centros de Estudiantes en las universidades argentinas plantea desafíos en términos de convivencia y equilibrio. Si bien es importante reconocer la necesidad de que los estudiantes tengan un papel activo en la configuración de su educación, también es esencial encontrar vías de diálogo y colaboración que eviten la confrontación innecesaria. Establecer espacios de negociación y participación efectivos, donde tanto las autoridades como los estudiantes se sientan escuchados y respetados, es fundamental para construir una educación inclusiva y de calidad. En última instancia, la coexistencia armoniosa entre los estudiantes y las instituciones educativas es un objetivo deseable para el beneficio de todos los involucrados en el proceso educativo.
Y como ya es habitual mi pregunta al final del artículo, te pregunto:
¿En tu Institución, hay CDE (Centro de Estudiantes)? Si es así, ¿cómo opera? Y en el caso de no contar con uno, ¿cuál es la causa de que no exista?
Por: Maximo Torrens