La vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner dio un discurso para conmemorar los 20 años desde que su esposo, Néstor Kirchner, llegó a la Presidencia de la Nación e inauguró una Escuela Justicialista que lleva su nombre.
El eje del discurso fue quizás el tema que más les preocupa a los argentinos hoy en día: la economía. Sus argumentos económicos estuvieron dirigidos a dos cuestiones en particular; primero, hacia la dolarización planteada por Javier Milei, y segundo, a la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La primera media hora de su clase estuvo plagada de críticas hacia el diputado libertario, argumentando que la dolarización, además de ser algo imposible de realizar, generaría una increíble pérdida de soberanía nacional, comparable a la de la década de los 90, donde otro referente “de ojitos claros” (su alocución se caracterizó por no usar nombres propios para evitar quedar pegada a los abucheos), generó una pérdida de soberanía que desencadenaría en la crisis que terminó con el gobierno de Fernando de la Rúa.
Las críticas al dirigente de La Libertad Avanza, que no para de crecer en las encuestas, son analizadas desde dos miradas. Lo que todos los medios hegemónicos de comunicación difunden está que lo que Cristina quiere es que Milei sea el centro de la escena, para que tenga más impacto en la elección y que pueda robarle aún más votos a Juntos por el Cambio, principalmente en la provincia de Buenos Aires, donde más chances tiene el kirchnerismo de continuar siendo gobierno. Esta jugada, de todas formas, resulta arriesgada, puesto que, si el fenómeno liberal continúa creciendo, puede desplazar al Frente de Todos del ballotage nacional, lo que sería una catástrofe para el peronismo. Por otro lado, se puede especular que lo más fácil para el oficialismo es realizar una analogía entre el desastre que generó la pésima gestión de los años 90 y lo que podría suceder si la derecha vuelve al gobierno de forma más radicalizada, a tratar de emular las políticas de Menem: el ajuste, las privatizaciones, el sometimiento a los Estados Unidos y, consecuentemente, la pérdida de soberanía nacional.
Además de su plática acerca de la economía, su disertación sirvió para confirmar algo que ya estaba confirmado, porque ella se había encargado de decirlo, y es que Cristina no será candidata. En las últimas semanas, circularon los videos de Mauricio Macri y Alberto Fernández asegurando que no van a competir por la presidencia y nadie dudó de ello. En cambio, hace ya meses que la vicepresidente nos ratificó que tampoco lo sería, aunque gran parte de los medios y la dirigencia política siguen haciéndose esa pregunta.
El operativo clamor para que Cristina sea candidata se debe, en gran medida, a que nadie, excepto Juan Grabois y Daniel Scioli, parece animarse a encarnar el legado que CFK dejó y decidir competir por la presidencia. Esto la llevó a dejar trascender en varias oportunidades que está buscando un recambio dentro de su espacio y ayer, en una clarísima frase, sentenció: “Ya di todo lo que podía dar”.
Esto no significa que Cristina, quien es quizás la referente política argentina más importante, deje de participar activamente en política. No obstante, a raíz de su discurso, se puede reafirmar que, al igual que Macri y Alberto, no será candidata.
Por: Tomas Ingoglia