Nuestra Redes Sociales

Cuando los adultos hablan de los jóvenes, lo hacen en futuro, pero el joven es aquí y ahora; está presente, en la actualidad, como un testigo que necesita las herramientas en este momento. Entenderemos a la juventud no como una categoría de tránsito, sino como pluralidad de los modos de ser joven, ya que la condición de juventud indica, en la sociedad actual, una manera particular de estar en la vida: potencialidades, aspiraciones, requisitos, modalidades éticas y estéticas, y lenguajes, que ofrecen un panorama sumamente variado y móvil que abarca sus comportamientos, referencias identitarias y formas de socializar.

La categoría de juventud es una construcción social que adquiere diferentes significados en cada sociedad, en cada una de las diferentes culturas y en los distintos períodos o momentos históricos.

Como bien dije anteriormente, el concepto “jóvenes” remite a aquellos que gozan de cierta autonomía y relaciones sociales con jóvenes, fomentada exclusivamente por su formación escolar y académica. Sin embargo, la realidad es que muchos jóvenes asumen responsabilidades de adultos, privándose de distintas actividades y características de esta etapa, e iniciando de forma temprana su inserción en el mercado laboral.

Uno de los principales motivos por el cual los jóvenes deben involucrarse es tan solo saber cuál es el significado de la palabra “joven” y saber que nos caracterizan la energía, el vigor y la frescura. Otro de los motivos es saber que debemos buscar soluciones a las problemáticas actuales, tomando así el rol de jóvenes ciudadanos responsables y preocupados por nuestro presente y futuro. Y el hecho de tener cuestionamientos a las problemáticas hace que podamos encontrar cuestionamientos en común con muchos otros jóvenes que se encuentren en la misma situación. Esto hace que tengamos otra excusa para involucrarnos, y si así lo deseamos, que sea dentro de alguna ONG, fundación o asociación, etc.

Relacionarnos con personas es la esencia de los seres humanos, y más allá de que en un principio no tengamos una idea o no necesitemos algo, involucrarnos, pensar, cuestionarnos, hacer cosas, conocer gente y generar relaciones interpersonales nuevas es el primer ganar/ganar de este círculo vicioso.

Involucrarse por voluntad propia es uno de los puntos más gratificantes. Cuando uno se involucra única y exclusivamente para pensar y hacer, es por y para sí mismo, pero de algo de lo que estoy segura es que todo vuelve, porque un joven que se involucra busca soluciones para su aquí y ahora, y el único beneficio es el propio.

   Los medios de comunicación y los jóvenes

Hoy en día, y casi desde su existencia, los medios de comunicación son vistos como uno de los agentes más importantes sobre el que se sustenta el sistema político. Muy a menudo, los jóvenes identifican los medios de comunicación como uno de los responsables, junto con los políticos y los gobiernos, del escaso interés general por la política. Además de manipular los contenidos, no los adecuan a la población más joven.

 

   ¿Los jóvenes tienen conocimientos políticos? ¿Por qué no se involucran?

El hecho de no estar informados generalmente se debe a una falta de interés: en realidad, la pluralidad de información existe, pero lo que no motivan son las vías de acceso, que se perciben como canales excesivamente especializados y ajenos a sus propios intereses. Se considera importante ejercer un mayor control en la calidad de la información política que se transmite, para legitimar la percepción de la política y sus agentes y fomentar el interés por parte de la ciudadanía, incluyendo a la ciudadanía joven.

Sin embargo, el hecho de no estar informados se puede deber a su desinterés, y este desinterés podría estar relacionado con la exclusión de los jóvenes en la toma de decisiones políticas. El no escuchar a los jóvenes y no dar lugar a sus ideas también genera el desgaste de los mismos. Lo que no impulsa a los jóvenes a animarse a participar.

Por eso hoy los invito a eso; de la forma que quieran y con quien quieran, pero sean jóvenes despiertos y pensantes, críticos y curiosos.

Por: Agustina Díaz

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