Muchas veces, cuando solemos leer acerca de ciencia, lo común es aprender y hacer foco en el descubrimiento o invento en cuestión. No obstante, ¿dónde queda todo el proceso por el cual se ha llegado a ese resultado? Normalmente, es dado por alto, cuando en realidad estos procesos muestran la creatividad, originalidad y la genialidad de sus autores, los científicos. A veces, analizar estos sucesos pasados nos ayuda a entender y resolver problemas actuales.
Al ser tan atractivos, estos sucesos son la herramienta principal y, en muchos casos, el eje, para producir material audiovisual de gran calidad y muy fructífero. Y no estoy exagerando. El reciente estreno de la película producida por Cristopher Nolan, Oppenheimer, ya es furor a nivel mundial y tiene mucha, pero mucha ciencia.
La cinta está basada en la historia del Proyecto Manhattan y su director, el físico Robert Oppenheimer. A través de este proyecto, Estados Unidos consigue, desarrollando las primeras bombas nucleares y detonándolas en Hiroshima y Nagasaki, terminar con la Segunda Guerra Mundial en 1945.
El proyecto en cuestión es sostenido por el gobierno estadounidense en la presidencia de Franklin Roosevelt, con un presupuesto millonario. Por su gran reconocimiento científico y capacidad de liderazgo, eligen a Oppenheimer como director general del proyecto para lograr la fisión nuclear, el proceso energético que estaban buscando. Entre los integrantes, se encontraban los más grandes científicos de la época: Enrico Fermi, Richard Feynman, Hans Bethe, Niels Bohr, Lise Meitner, John Von Neumann, entre muchos más.
De manera paralela, los Nazis no querían quedar atrás. Por el contrario, su objetivo era ganarle a los aliados en la carrera por la fisión nuclear. Por esto mismo, en abril de 1939 fundan el Proyecto Uranio, conformado por grandes figuras científicas tales como Werner Hisenberg y Otto Hahn. Luego, 3 años después, se pone en marcha el Proyecto Manhattan, en 1942.
¿Y Einstein? ¿En qué bando se encontraba el gran científico de raíces alemanas? No perteneció al Proyecto Manhattan ni al Proyecto Uranio. Era una persona abiertamente pacifista y siempre encontró opiniones distantes a las bélicas. Sin embargo, ninguno de ambos proyectos hubiese llamado a su presencia: Einstein era judío, por lo que no participaría junto con los Nazis, pero los Estadounidenses no poseían una plena confianza en ingresarlo a su proyecto por sus raíces natales.
Aunque no haya participado directamente, él (y su temor por el poder de la fisión nuclear en manos del Reich) fueron los precursores del Proyecto Manhattan. Él era el único en ese entonces, por su fama y calibre como científico, de llegar a las altas autoridades de los países aliados. Por esto mismo, en agosto de 1942, envía una carta al presidente Roosevelt comunicándole el potencial de esta novedosa energía. Luego de esto, se da por iniciada la búsqueda de Estados Unidos de la fisión nuclear.
El final de esta historia muchos la sabemos. Así y todo, es una buena decisión observar esta cinta, “Oppenheimer”. Nos ayuda a observar qué hay detrás de esos grandes descubrimientos del humano y nos hace cuestionarnos, en estos casos bélicos, si es moralmente correcto el uso de tecnologías y descubrimientos científicos para el ataque y defensa de bandos enfrentados. La película nos abre la puerta a aprender y entender que la ciencia siempre se encuentra a la par de intereses y ganancias.
Por: Santiago Dorsch