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CIENCIA

Hágase la luz: el resultado del entrelazamiento espacio-tiempo

Hágase la luz: el resultado del entrelazamiento espacio-tiempo

Una vez más, el afán del ser humano por controlar lo “incontrolable” ha roto una barrera; esta vez, la del tiempo. Sin embargo, probablemente no sea lo que se imaginan.

La reciente noticia trata del hallazgo de un grupo de investigadores de la Universidad de Rostock (Alemania) y la Universidad de Birmingham (Reino Unido), quienes descubrieron una manera de crear destellos de luz de la nada, es decir, sin necesidad de una fuente externa. Pero, ¿cómo es posible esto?

Si bien a primera vista podría parecer magia, claramente no lo es. En vez de eso, se basa en una manipulación matemática del espacio-tiempo, poniendo en jaque los límites actuales de la física cuántica.

En una entrevista para Nature Photonics, Alexander Szameit, uno de los representantes principales del proyecto, comentó: «Es casi bíblico. Al principio no hay nada, luego la física dice: ‘¡Que se haga la luz!’, y ahí está, en un punto del espacio y del tiempo», resaltando incluso el propio asombro de los mismos autores.

Y es que no es para menos. Estos destellos responden a complejos principios matemáticos de la rama de la topología; aquella que estudia las propiedades espaciales y geométricas de los objetos que no cambian bajo transformaciones continuas, como deformaciones y estiramientos, pero que no permiten rasgaduras ni pegamientos. En otras palabras, se centra en conceptos como la continuidad y similares, permitiendo comprender cómo se pueden modificar las superficies de los objetos.

Además de la implementación matemática, la utilización de los denominados cristales espacio-tiempo es necesaria para la aparición puntual de la luz. Estas estructuras reproducen patrones tanto en el espacio como en el tiempo, valga la redundancia, evidenciando que la unidireccionalidad del tiempo puede producir efectos físicos nunca antes vistos.

Es justamente gracias a esta característica del avance del tiempo que estos eventos se encuentran exentos naturalmente de perturbaciones externas, como cambios aleatorios o luz parásita. En general, los estados (hasta ahora) conocidos de la luz se veían afectados fácilmente por estos factores externos, por lo que esta cualidad de inmunidad hace que esta luz sea, según el Dr. Joshua Feis, de Rostock, mucho más estable que cualquier fuente conocida.

Gracias a esta característica de protección integrada, los expertos señalan que este tipo de luz podría ser de gran utilidad en aplicaciones reales, como en el área de la transmisión audiovisual, las comunicaciones y las tecnologías láser.

Este peculiar descubrimiento pone de manifiesto que, de tratar al tiempo como un agente activo en vez de solo como un “lienzo en blanco”, sobre el que únicamente se ciernen el resto de fenómenos, podrían descubrirse infinidades de estos completamente nuevos, similares a este. Por ende, no sería errado pensar que, incluso en campos ampliamente explorados como la física, aún queda mucho por comprender y descubrir.

Escrito por: Albertella, Mateo