
En la vida cotidiana, no siempre somos conscientes de lo dependientes que somos de la electricidad. Basta con mirar a nuestro alrededor -o bien que ocurra un corte de luz- para percatarnos que una gran mayoría de actividades y objetos que utilizamos requieren de la energía.
Ahora bien, hay lugares del mundo en que el acceso a ella es más complicado que en otros. Un buen ejemplo de ello es la Antártida, donde no hay poblaciones estables, sino bases científicas y militares de un puñado de países. Con temperaturas bajo cero, condiciones extremas y pocas horas de luz solar, ¿cómo producen allí la electricidad necesaria para satisfacer las necesidades básicas?
Normalmente, se utilizan motores alimentados por diésel, turbinas eólicas, paneles solares y hasta se ha intentado utilizar reactores nucleares -estos últimos con resultados no tan satisfactorios-. Estos métodos, aunque cumplen su función, tienen sus desventajas y, en general, no produce energía de manera constante. El combustible se acaba; el viento no es constante y la luz solar es limitada.
Frente a esta situación, a principios de este año un grupo de ingenieros españoles diseñaron un módulo de generación de energía por medio del calor emitido por un volcán. Con la intención de alimentar un instrumento de medición del volcán, ubicado en la Isla Decepción, en la Antártida, el grupo de Ingeniería Térmica y de Fluidos de la Universidad Pública de Navarro diseñó este sistema modular para proporcionarle energía a los instrumentos de medición.
Al sistema en cuestión le basta con estar a 40cm de profundidad para obtener el calor emitido por el volcán, por medio del efecto Seebeck, y generar energía utilizable a partir de ella. Por otro lado, su diseño, sin partes móviles, lo hace más resistente y con menos requerimientos de mantenimiento, algo clave en lugares tan inhóspitos como este.
Un dato no menor es que posee un sistema de conexión satelital, lo que le permite al grupo desarrollador revisar el estado del sistema en cualquier momento por medio de Internet.
Si bien su capacidad de generar energía es la justa y suficiente para hacer funcionar al sistema de instrumentos -lo cual no es mucho-, su carácter modular hace que se puedan instalar más de ellos en serie, aumentando la producción energética.
A pesar de que es un desarrollo primario, representa la primera producción de energía continua en la Antártida, algo esencial si analizamos las necesidades energéticas de quienes trabajan allí. ¿Será el futuro de la energía utilizada en la Antártida? Aún no hay datos que admitan esta posibilidad, pero es seguro que buscarán formas de producción energética de este tipo.
Escrito por: Dorsch Santiago