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Fraude electoral ¿Realidad o Relato?

El furor del fraude electoral no deja de hacerse sentir en los medios, la opinión pública y, sobre todo, las redes sociales. Esta narrativa fue instalada desde La Libertad Avanza, el sector que encabeza Javier Milei, y lo interesante de esta declaración es que la instalación del fraude en Argentina no es un hecho aislado, sino que es algo que todos los últimos gobiernos de derecha conservadora de América han implementado, teniendo como consecuencia, en pocas palabras, el caos total. Asalto al Capitolio en Estados Unidos y a los tres poderes del Estado en Brasil, son algunos de los ejemplos más “tranquilos” que han ocurrido debido a esto.

Este artículo se dividirá en dos puntos principales de análisis. El primero será cómo y por qué se instalan las sospechas de fraude, y el segundo, a través de una encuesta llevada a cabo por Megáforo, qué creen los votantes de cada espacio político en cuanto a la posibilidad de un fraude en las elecciones del 22 de octubre del 2023.

¿Cómo y con qué motivos se instala la posibilidad de un fraude electoral?

En los espacios de derecha más radicales, la estrategia de realizar acusaciones de fraude es moneda corriente. Donald Trump lo hizo en Estados Unidos, desatando la toma del Capitolio por parte de sus seguidores, teniendo como figura principal de la acusación a una de las personas más importantes en este entramado: Steve Bannon. Él fue la mente detrás de la llegada de Trump al poder, usando sus contactos en los medios de (in)comunicación, ya que es un ejecutivo de medios estadounidenses y en la política, gracias a que es también un estratega político. Bannon fue la persona que impulsó la teoría del fraude en la elección en la que Biden fue electo presidente, y, si queremos hablar de su credibilidad, es necesario decir que fue condenado por obstrucción a la justicia. Algo, como mínimo, raro.

Ahora bien, Bannon también tuvo un rol principal en la instalación del fraude en la elección de Brasil en la que Bolsonaro perdió con el actual presidente, Lula da Silva. De todas formas, en la narrativa instalada en Brasil hubo otro actor determinante: Fernando Cerimedo, quien fue el artífice de poner en duda el funcionamiento de las máquinas electorales que los brasileños utilizan para emitir su voto.

Pero, ¿quién es Cerimedo y qué tiene que ver con Argentina? Nada muy importante, solo que es el principal asesor digital de Javier Milei. Al final, sí era un poco importante. Además, cabe resaltar que el rumor del fraude se instaló principalmente en las redes sociales, área en la que Cerimedo asesora al candidato presidencial. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Una vez respondido el cómo se instala la narrativa del fraude, es importante hablar del por qué. Parece haber una grieta muy grande entre los sectores de derecha extrema y la democracia, siendo que estos están acostumbrados a discutirla. Pero, para hablar de nuestro caso más cercano, el de Javier Milei, debemos recalcar sus declaraciones en el programa Verdad o Consecuencia, donde le preguntaron si está a favor del sistema democrático y, en lugar de responder que sí (como lo haría cualquier persona que es candidata a presidente de un país), decidió meterse en un laberinto del que salió sin aclarar su postura acerca de la democracia.

¿Puede ser, entonces, que quieran instalar la narrativa del fraude para cuestionar el sistema democrático? A pesar de que no es posible responderlo, podemos dar algunas muestras de la grieta entre La Libertad Avanza y la democracia. Es posible empezar con las declaraciones de

Milei sobre Raúl Alfonsín, el presidente argentino que instauró nuevamente la democracia luego de un largo golpe militar, del que hablaremos posteriormente. Acerca de Alfonsín, Milei declaró que su terapia es pegarle a un muñeco con la cara del primer presidente de nuestra democracia.

Otro problema de Milei con nuestro sistema es el Congreso, dicho sea de paso, donde él participa. De este, dijo textualmente que es un nido de ratas. Una de las máximas críticas que pueden hacerse ante un posible gobierno del libertario es que no tendría mayorías en las cámaras, por lo que le sería difícil pasar algunas de sus controversiales leyes. De todas maneras, eso no le interesa, ya que manifestó que, de no poder aprobar leyes por la vía democrática, lo hará por DNU o por referéndum. Lo que parece no tener claro es que, para que en nuestro país se realice un referéndum vinculante, es decir, que te obliga a llevar a cabo lo que la población votó, ¡se necesita que este pase por el Congreso! De no ser así, este no es vinculante y solo sirve para apretar a los legisladores, lo que tampoco parece algo muy democrático.

Por último, y antes de pasar a las encuestas realizadas por Megáforo, es necesario detenerse en sus vínculos, y principalmente los de su candidata a vice, Victoria Villarruel, con las fuerzas militares y la dictadura militar.

Si había una discusión que en nuestro país tenía un consenso mayoritario es la del genocidio llevado a cabo por la dictadura militar en los 70’, la culpabilidad de los militares en esto y la importancia de la lucha por los Derechos Humanos. En cuanto a este tema, es que Javier Milei y su compañera de fórmula plantean una revisión histórica, reivindicando a la dictadura y repitiendo sus discursos.

En el Juicio a las Juntas, uno de los hechos más trascendentales de la historia de nuestro país, donde los genocidas fueron juzgados, Emilio Eduardo Massera, uno de los dictadores, dijo que lo que se había vivido en esos años fue una guerra y que las fuerzas estatales habían cometido excesos. Esto es falso, ya que la Justicia de nuestro país sentenció que no hubo una guerra, sino que hubo un plan sistemático de terrorismo de Estado contra la población. Así y todo, ¿saben qué declaró Milei en el debate presidencial? Que lo sucedido en la dictadura fue una guerra, y que las fuerzas del Estado cometieron excesos. Sí, exactamente lo mismo que los dictadores genocidas.

No satisfechos con eso, tanto Milei como Villarruel niegan la cifra de 30.000 desaparecidos. Como reflexión sobre esto, es importante destacar que esta cifra no puede ponerse bajo revisión empírica, porque si algo caracterizó al genocidio y la desaparición de personas llevada a cabo en la dictadura fue su clandestinidad. Es por eso que la cifra de 30.000 es una cifra abierta, que representa una lucha muy importante para que lo sucedido en los 70’ no vuelva a ocurrir.

Lo que se busca con esto, algo que tanto Victoria Villarruel como su excompañera Cecilia Pando dejaron muy claro, es que esta reinterpretación histórica busca darle mayor fuerza a la represión que el gobierno de Milei planea llevar a cabo.

Pando, dijo: “probablemente la Argentina que se viene va a tener que tomar medidas no gratas, que tal vez requieran la participación de las fuerzas de seguridad para restablecer el orden, y esta participación no será posible si no se resuelve el tema de las detenciones ilegales a aquellas personas que lucharon contra el terrorismo” ¿Traducido? Va a haber que liberar a los militares detenidos por violación a los DDHH para reprimir.

A su vez, Victoria Villarruel, además de haber visitado a Jorge Rafael Videla en la cárcel, también declaró que “la conflictividad no solo va a crecer, sino que también van a haber muchas situaciones de bastante violencia y te lleva con bastante preocupación a ver en qué estado están nuestras fuerzas policiales, porque son ellas las que van a tener que garantizar el orden”.

Luego de todo esto, es posible afirmar que la búsqueda de instalar la posibilidad de fraudes electorales es para cuestionar un sistema democrático con el que no están de acuerdo y al que cuestionan constantemente.

Pero, ¿qué dicen las encuestas de Megáforo?

En medio de la polémica por el fraude electoral, realicé una encuesta para conocer qué es lo que piensan los votantes sobre este tema, y también, qué piensan los votantes de cada partido sobre la posibilidad de un fraude. En esta encuesta, es posible diseccionar de forma precisa qué piensan los votantes de cada partido sobre esta suposición.

La encuesta se dividió en 3 preguntas:

– La edad de cada encuestado

– A qué candidato votaron (Milei, Massa, Bullrich u otros)

– Si creen que hubo fraude

En cuanto al rango etario, el 64,3% tienen entre 15 y 20 años, el 17,9% entre 20 y 30, el 10,7% entre 30 y 40 años, mientras que sólo el 7,1% es mayor de 40 años.

De los encuestados, el 32,1% votó a Massa, el 28,6% a Milei, un 21,4% a Patricia Bullrich y el 17,9% restante se decantó por otro candidato.

La totalidad del 28,6% que votó a Javier Milei cree que hubo fraude, mientras que, en el electorado de Sergio Massa, el 93% cree que las elecciones fueron limpias y solo un 7% cree en la posibilidad de que haya habido fraude.

Por su parte, del electorado de los 3 candidatos que no participan del balotaje, el 55% cree que el fraude es una posibilidad mientras que el 45% la rechaza.

Es decir, esta encuesta demuestra que la mayoría del electorado opositor, en especial el de Javier Milei, no confía en los resultados electorales y cuestiona su veracidad. ¿Qué pasará en el balotaje?

Escrito por: Ingoglia Tomas