Actualmente, el concepto de inteligencia artificial está más presente que nunca en nuestras vidas. A pesar de que ya contábamos con este tipo de tecnología, desde hace unas siete décadas -en sus versiones más primitivas-, tuvieron que ocurrir ciertos descubrimientos en el medio para alcanzar el nivel que hoy poseen, por ejemplo, Chat-GPT, Gemini u otras inteligencias aplicadas a campos de los más diversos.
En esta oportunidad, nos centraremos en tan solo una de ellas, aplicada a un terreno específico: la cardiología.
Científicos del CONICET y la Universidad Favaloro se encuentran en el desarrollo y entrenamiento de una inteligencia capaz de analizar tomografías realizadas al corazón humano, con la intención de realizar diagnósticos más precisos, previniendo infartos, accidentes cerebrovasculares (ACV) u otros tipos de accidentes de este estilo.
Junto con el hospital parisino, Georges Pompidou, realizaron pruebas sobre estudios de 1.200 pacientes, obteniendo un 95% de tasa de efectividad. Teniendo en cuenta que la IA en cuestión sigue siendo un prototipo, los resultados obtenidos son más que prometedores.
Una pregunta que podría surgir frente a lo expuesto es: ¿En qué se fija y qué hace esta Inteligencia Artificial para realizar “diagnósticos más precisos”?
El factor clave en esto es lo que se conoce como aterosclerosis: una patología en la cual se acumulan lípidos en las arterias, lo cual puede desencadenar en una calcificación de estos. Su importancia reside en que quienes padecen esta enfermedad son propensos a sufrir infartos u otros accidentes vasculares. Por lo tanto, si un médico -o en este caso, una IA- es capaz de percibir y medir la acumulación de lípidos en las arterias, se puede hacer un diagnóstico, previendo potenciales accidentes vasculares en el paciente.
Teniendo esto en cuenta, la herramienta desarrollada, a través de observar una tomografía, es capaz de analizar la presencia o no de lípidos en las arterias y, en caso de haber, medir con mucha precisión la cantidad existente. Este trabajo, que antes un médico tardaba no menos de 30 minutos en hacerlo, ahora puede ser realizado en menos tiempo y con más exactitud.
Ahora bien, aunque esta inteligencia artificial aún no se utiliza en hospitales o centros de salud, en un futuro -y uno no tan lejano- puede que se comience a hacerlo. De todas formas, citando a Damián Craiem, director del proyecto: “Nuestro sistema está diseñado no sólo para calcular el score de calcio e informar un número, sino para que el radiólogo pueda ver en pantalla las calcificaciones detectadas y dar su opinión sobre la detección”. Aunque una inteligencia artificial tenga mejores capacidades o conocimientos que nosotros en un área específica, debemos saber que, por ahora, nosotros como profesionales -y antes que todo, como humanos- tenemos la última palabra a la hora de tomar decisiones.
Escrito por: Dorsch Santiago