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El primero de mayo, Día Internacional del Trabajador, un vendedor de empanadas, que se encontraba trabajando en el Parque Centenario, sufrió un horrible episodio generado por la Agencia Gubernamental de Control (AGC) y la Policía de la Ciudad de Buenos Aires.

Pablo, que 15 días antes se había quedado sin trabajo, decidió pasar el feriado en el Parque Centenario, vendiendo empanadas con un carro, hasta que agentes de ambas instituciones lo rodearon para incautarle el carro y las empanadas. Esta escena fue grabada por un vecino que se encontraba en la plaza y se viralizó rápidamente, porque todos pudieron ver la injusticia de la escena.

El vendedor no pudo contener sus reclamos hacia los oficiales, y otras personas que presenciaron el hecho se sumaron a las quejas, pidiendo por favor a los policías que no le quiten su carro, ya que solo estaba realizando la honesta actividad de vender alimentos.

Desde la AGC, aseguraron que estos operativos se realizan habitualmente por una cuestión de salud pública, gracias a que no se conoce la procedencia de los ingredientes.

Esta escena no genera repudio por el hecho de la incautación de los productos, sino que evidencia que el Estado, organismo que debería tener un rol preponderante en el desarrollo económico, la defensa de la soberanía nacional, la lucha con el narcotráfico, las políticas ambientales o la modernización educativa, no está enfocado en lo que debería estarlo y se dedica a estar presente en cuestiones que a la sociedad no le interesan, e incluso les molestan.

La situación, que ocurrió en Parque Centenario, refleja perfectamente la inoperancia del Estado, que, en el mismo lugar en el que durante la noche se trafican drogas y no se hace nada, se persigue durante el día a un laburante que, en una de las crisis más importantes de nuestro país, se quedó sin trabajo y tomó la opción de preparar y vender empanadas en una plaza.

Como reflexión final, se puede observar cómo, de cara a las elecciones 2023, la revelación más importante en las encuestas es Javier Milei, quien se define “filosóficamente anarcocapitalista”, es decir, está en contra de la existencia del Estado. ¿Podemos sorprendernos de que una figura como Milei tenga posibilidades de ser presidente si el Estado no le resuelve los problemas a nadie? Claro que no. Es por eso que los políticos y las agencias gubernamentales deben ponerse en el lugar de la sociedad y pensar cómo resolver las problemáticas que le afectan a ella para que fenómenos como el de Milei, que no resolverán ningún problema, dejen de tener lugar.

Por: Tomas Ingoglia

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