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¿En qué anda la educación?

Indiscutiblemente la sociedad argentina tiene innumerables problemas que deben ser resueltos con urgencia.

El principal inconveniente es que la tamaña cantidad de cuestiones a resolver hace difícil decidir por cual de todas se debe comenzar.

No se logra diferenciar entre las cuestiones urgentes y las importantes. Vivimos tratando de resolver lo urgente (porque así nos obliga la realidad) y nos olvidamos de lo importante, postergándolo una y otra vez, durante años, décadas o incluso, siglos.

Los empréstitos, la inflación, los tributos, la inseguridad, el trabajo, la pobreza, la indigencia, son todas cuestiones que deben ser tratadas con carácter de urgencia. Pero tratarlas no cambia la realidad.

Las políticas que históricamente han llevado adelante los políticos argentinos, solo han puesto paños fríos que de nada han servido para palear asertivamente las dificultades.

Siempre se ha trabajado sobre las consecuencias de los problemas, y no sobre las causas.

Y entre todas las cuestiones que han quedado relegadas, la más importante es la educación.

Pero, ¿cuál es el rol que debe tener la educación?

¿Debe servirnos para formar ciudadanos? ¿libres pensadores? ¿para formar emprendedores o personas que puedan ser buenos empleados?

La respuesta es simple. La educación debe hacer lo que esté al alcance de lo posible, para que los alumnos puedan encargarse de lo imposible.

La educación no debe marcar el final, sino el comienzo.
No debe ser el techo, sino los cimientos del edificio de la república.

La educación debe sentar las bases del pensamiento crítico, incentivar la curiosidad, la creatividad, el espíritu emprendedor, pero siempre entendiendo el respeto por los terceros.

La educación puede (y de hecho lo necesita) tener su norte en las inteligencias múltiples, pero también debe enseñar el respeto por las instituciones.

Debe tener dos horizontes delimitados: por un lado, formar ciudadanos, y por el otro, dar un marco de aprendizaje para que esos ciudadanos puedan desempeñarse libremente en el campo de la disciplina que mejor les cuadre.

Otra es la discusión acerca de qué rol debe ocupar el Estado en esta materia. No es la finalidad de esta nota. Será motivo para otros escritos.

Por: Julián Larrivey