Comenzando con el inesperado acto en San Juan, imagínense lo siguiente: un presidente hiperactivo, que apenas puede quedarse quieto, decidió tomarse un respiro de su seguidilla de viajes al exterior para lanzar un proyecto de lo más ambicioso en Argentina. Fue en San Juan donde, junto al gobernador Marcelo Orrego, Milei presentó el flamante Plan Nacional de Alfabetización. ¿La meta? Combatir lo que él llama «el germen del analfabetismo». Sinceramente, a veces pienso que nuestro presidente tiene hormigas en el culo, ya que, después de este acto, el sábado se fue a Brasil para una cumbre de extrema derecha, y el lunes estará en Tucumán, firmando un pacto. No digo que esté mal su hiperactividad, es el presidente de un país, ¿pero es para tomarse a las apuradas la educación de Argentina?
Aparte del apuro, el discurso fue polémico. ¿Qué tiene de especial este plan? Bueno, el Decreto 579/2024 establece que su principal objetivo es que los estudiantes argentinos puedan leer, comprender y producir textos de acuerdo a su nivel educativo. Sin embargo, más allá de las intenciones nobles, el decreto no detalla muchas acciones concretas. Pero ey, a veces la intención es lo que cuenta, ¿no?
Mencionemos los 10 puntos relevantes del plan:
La viabilidad del plan, a pesar de lo bien intencionado que suena, ha generado escepticismo debido a la falta de medidas concretas y la reciente eliminación del Fondo de Incentivo Docente (FONID) que, durante más de dos décadas, ayudó a reforzar los salarios de los maestros. Sin ese apoyo financiero, muchos se preguntan cómo se implementarán estas nuevas iniciativas.
Dándole cierre a este artículo, el Plan Nacional de Alfabetización de Milei promete mucho, pero la ejecución es clave. Si logra transformar sus intenciones en acciones firmes y efectivas, podría marcar un antes y un después en la educación argentina. Sin embargo, las críticas y las dudas no son pocas. Solo el tiempo dirá si este ambicioso plan logra su cometido o si queda en el papel, como muchas otras promesas políticas. Por ahora, lo único seguro es que Milei seguirá viajando y moviéndose a toda velocidad, sin quedarse quieto ni un segundo. Esperemos que desde sus juntas internacionales no se olvide de su decadente educación argentina y las promesas para mejorarlo, a no ser que le guste imitar a funcionarios tales como el ex ministro Perczyk o al gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof.
Escrito por: Torrens Màximo