En las últimas semanas, Córdoba ha sido devastada por incendios forestales que han arrasado casi 50.000 hectáreas, provocando una crisis ambiental y social alarmante. La sequía ha agravado la situación, mientras que la respuesta del Gobierno ha sido criticada por su ineficacia en la prevención y control de estos desastres.
Desde el 19 de septiembre, el fuego ha devastado la zona de Capilla del Monte, iluminando el cielo de un naranja brillante y dejando detrás un manto de cenizas. Comunidades locales han sufrido la destrucción de sus hogares y evacuaciones forzadas, enfrentando un futuro incierto. Entre las causas de los incendios, se destacan la especulación inmobiliaria, la expansión ganadera y la falta de mantenimiento en las infraestructuras eléctricas.
Melisa Geisa, doctora en Ciencias Biológicas, destaca que estamos ante una lucha de modelos de producción y formas de vida: «Es un escenario planificado y sostenido». La ingeniera forestal, Natalia de Luca, subraya la necesidad de un compromiso colectivo para recuperar los bosques y restaurar la biodiversidad. «Prevención, control y alerta temprana son esenciales para evitar que esta tragedia se repita», afirma.
A pesar del esfuerzo de brigadas comunitarias y bomberos, la respuesta gubernamental ha sido insuficiente. Los recursos destinados a la prevención y manejo del fuego han disminuido, y las políticas públicas son casi inexistentes. La eliminación del fideicomiso para la administración del Fondo Nacional de Manejo del Fuego es un claro ejemplo de la falta de compromiso hacia la protección ambiental. Según la legisladora Luciana Echeverría, de un presupuesto de más de 9.000 millones de pesos para el Ministerio de Ambiente, menos del 50% ha sido ejecutado en programas de protección y prevención de incendios.
Crisis alarmante: Argentina y la deforestación
En Argentina, la deforestación es una preocupación constante, especialmente en Córdoba, donde los incendios forestales de este año han alcanzado niveles devastadores, afectando en un siglo más del 90% de bosques nativos en esta provincia. Los incendios no son algo nuevo en Córdoba, pero vuelve a la situación aún peor, porque poco parece hacerse para prevenirlos o anticiparlos. El año 1988 fue el peor de las últimas tres décadas, con 961 focos, que se extendieron más de 350 mil hectáreas (cinco veces más que las que se quemaron, por ahora, en 2024). Pero, desde el Instituto Gulich, apuntan que, si bien en números el actual, que en una semana generó la pérdida de 50 mil hectáreas, no es el peor incendio, la situación ambiental ahora es más grave.
Estos incendios, en su mayoría atribuidos a causas humanas, no solo destruyen bosques, sino que también afectan la fauna, deterioran los suelos y aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero.
Entre los incendios más graves, están los de Punilla Norte, donde 50.000 hectáreas han sido consumidas por el fuego, destruyendo 21 viviendas. En Chancaní, el fuego, originado por cables eléctricos caídos, ha arrasado más de 5.000 hectáreas. En Calamuchita, 3.600 hectáreas han sido quemadas esta semana, mientras que en agosto, en Villa Yacanto, el fuego consumió 12.000 hectáreas.
Las consecuencias a largo plazo son devastadoras: pérdida de biodiversidad, desertificación del suelo y alteración del ciclo hidrológico. Además, la deforestación incrementa el riesgo de transmisión de enfermedades al aumentar el contacto entre humanos y animales portadores de virus.
En medio de esta crisis, han surgido desinformaciones que complican aún más la situación. Por ejemplo, se ha afirmado erróneamente que el DNU 70/2023 de Javier Milei derogó la Ley de Manejo del Fuego, lo cual ha sido desmentido por organizaciones ambientalistas.
El Servicio Nacional de Manejo del Fuego sigue operativo. También se ha desmentido el rumor de la detención de 17 militantes de La Cámpora por iniciar los incendios.
La solidaridad frente a la catástrofe
A pesar del devastador panorama, la comunidad ha demostrado solidaridad. Santiago Maratea, conocido influencer, lanzó una colecta para ayudar a los bomberos voluntarios de La Cumbre, logrando recaudar $55 millones en una hora para combatir el fuego y proporcionar medicamentos a las zonas afectadas.
La situación ambiental de Córdoba exige una profunda reflexión sobre las decisiones humanas que impactan negativamente al medio ambiente. La protección de los bosques nativos es crucial no solo para el bienestar de las comunidades locales, sino también para la salud del planeta.
En este contexto, ¿cómo definirías la situación medioambiental de Córdoba?
En conclusión, lo que está pasando en Córdoba es un desastre total y da mucho para pensar. Los incendios y la deforestación están destruyendo tanto los bosques como así también la vida de muchas personas y animales que viven ahí. Es frustrante ver que, año tras año, estas tragedias podrían haberse evitado si hubiera más compromiso y acción real por parte del Gobierno.
A veces, parece que a los que toman decisiones no les importa lo suficiente, y eso da enojo. Pero lo positivo es ver cómo la gente se une para ayudar, como lo que hizo Santiago Maratea con la colecta para los bomberos. Eso demuestra que, cuando nos unimos, podemos hacer una diferencia, aunque no sea suficiente por sí solo. Lo que necesitamos es empezar a cuidar el planeta de verdad, porque lo que estamos viviendo hoy podría empeorar si no cambiamos nuestra forma de actuar frente a las adversidades.
Escrito por: Monzón Kevin