El presente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas está atravesando una situación crítica. Como ya ha sido expuesto en un artículo anterior, con la asunción del actual presidente, Javier Milei, la ciencia y tecnología de Argentina han sufrido una devaluación de su presupuesto anual, como así también el gran cambio de pasar de ser un ministerio a una secretaría nacional.
Así mismo, la disminución de becas doctorales y de grado, la reducción de presupuesto para proyectos científicos, el recorte de presupuesto a universidades públicas y la reducción de personal de la institución son ejemplos de este nuevo presente del CONICET. Por otro lado, la posible cancelación de proyectos tecnocientíficos y la incertidumbre de cómo acomodarse frente a esta situación son los fantasmas que recorren los pasillos de las instituciones involucradas.
Todo esto, a su vez, afecta también a los estudiantes de grado y posgrado de distintas carreras científicas y tecnológicas. ¿Qué futuro les depara en nuestro país para ejercer su profesión?
Frente a esta situación actual, ocurrieron dos hechos que supieron dar razones de la importancia del CONICET, tanto a nivel nacional como global.
El primero de estos ocurrió el pasado 6 de marzo, cuando el Poder Ejecutivo Nacional recibió una carta firmada por nada más ni nada menos que 68 ganadores del Premio Nobel, quienes afirmaban la importancia del CONICET a nivel mundial y su gran aporte al mundo a lo largo de la historia.
Físicos, químicos, médicos y economistas ganadores de uno de los premios académicos más importantes del mundo resaltaron en este escrito la preocupación por el futuro de la institución argentina. “Tememos que Argentina esté abandonando a sus científicos, estudiantes y futuros líderes de la ciencia. Nos preocupa que la dramática devaluación de los presupuestos del CONICET y las Universidades Nacionales refleje no solo una dramática devaluación de la ciencia argentina, sino también una devaluación del pueblo argentino y del futuro de Argentina.”
A su vez, describieron los aportes científicos y tecnológicos de nuestro país a la comunidad global y remarcaron la influencia de la institución con una pregunta: “¿Dónde estaría Argentina -y el mundo- sin esta rica e importante historia?”
Para cerrar este mensaje, los ganadores del Premio Nobel le pedían al presidente de la Nación que reestablezca los presupuestos del sector tecnocientífico ya que, en caso opuesto, el sistema nacional se destruirá y tardaría muchos años en reconstruirse.
Frente a esto, el Vocero Presidencial, Manuel Adorni, respondió a las peticiones presentes en esta carta. “El gobierno nacional manifiesta su sorpresa ante una carta firmada por científicos extranjeros denunciando una situación de abandono en el CONICET. El Gobierno nacional apuesta a la ciencia y tecnología, siempre lo vamos a hacer. De hecho, el propio presidente de la Nación es un académico que tiene decenas de publicaciones, seis libros escritos y centenares de conferencias que ha dado en Argentina y en el mundo”.
Sin embargo, Adorni aclaró que no se va a financiar ninguna ciencia ni tecnología que no aporte un beneficio directo a la sociedad. Con esto, se jactan de que todas las medidas tomadas hasta el momento son con el fin de centralizar los fondos en ciencia que tenga un impacto directo en la sociedad. Ahora, la pregunta es: ¿Los proyectos científicos con impactos indirectos en la sociedad son irrelevantes?
Este hecho sin precedentes marcó de manera explícita la preocupación global por la ciencia argentina.
De manera complementaria, el segundo hecho acompaña lo planteado en la carta firmada por numerosos Premios Nobel. El pasado 12 de marzo, el SCIMAGO Institutions Rankings, encargado de evaluar la influencia de instituciones científicas, tecnológicas y educativas a nivel mundial, publicó el ranking de este año.
Lo importante en este hecho es que el CONICET se encuentra en el puesto 20 entre las más de 8.000 instituciones de la lista, siendo, por 6to año consecutivo, la mejor institución tecnocientífica de Latinoamérica y superando por 10 puestos a la Administración Nacional de los EE.UU. del Espacio y Aeronáutica (mejor conocida por sus siglas en inglés, NASA).
Estos hechos demuestran que la comunidad científica global necesita al CONICET, como así también nuestro país lo necesita. Su importancia se ve reflejada en las consecuencias que acarrea este presente y las que podrían llegar a ocurrir en un futuro no tan lejano. Para que un país pueda desarrollarse, el conocimiento técnico y científico deben ser uno de los pilares que sostengan la estructura nacional. Como bien expresan distintos carteles activistas: la ciencia no es cara, cara es la ignorancia.
Escrito por: Caceres Matias