
Desde pequeños, nos han inculcado que consumir mucha azúcar hace que aparezcan caries. Claramente este no es el único motivo, pero con tal de no empacharnos de dulces (y que eso derive en otros problemas de salud), a todos nos asustaron con ese cuento. Vamos, como si mirar la tele de cerca nos fuera a dejar ciegos, ¿no?
El caso es que, sabiéndolo o no, la gran mayoría lo habremos hecho una que otra vez. Hasta que aparecen esas manchas negras, a veces indoloras; otras, resulta imposible masticar, por lo que se deriva el caso con un dentista.
Por suerte, nuestra dentadura de cuando éramos chicos no es la misma que cuando crecemos, ya que la dentadura “de leche” presenta menor cantidad de dientes, más pequeños y menos resistentes.
Pero, ¿qué pasa si un diente permanente es carcomido por una caries o se ve afectado por otras enfermedades bucales, resultando imposible recuperarlo? Bueno, a diferencia de algunas especies de peces y demás animales (como los conejos), los nuestros no se regeneran o reemplazan naturalmente, por lo que debemos recurrir a implantes y prótesis costosas.
O al menos, ese es el tratamiento utilizado hasta el momento.
En la actualidad, diversos avances científicos están intentando acabar con esta limitación biológica. Combinando biotecnología, materiales sintéticos y células madre, se están explorando soluciones de lo más variadas, con el potencial de crear dientes nuevos.
Por nombrar un ejemplo, el Dr. Ophir Klein (profesor de ciencias orofaciales y pediatría de la Universidad de California, San Francisco) afirma que ya se han logrado avances significativos en la fabricación de esmalte artificial (tejido externo y más resistente del diente).
Sin embargo, esto no termina acá, ya que este es solo el primer paso de una estrategia más ambiciosa: utilizar células madre del interior de los dientes para regenerar la parte viva de estos, para luego recubrirlos con coronas bioingenieradas (parecidas a las utilizadas en los tratamientos de conductos actuales).
A largo plazo, se espera que los investigadores logren descifrar completamente el enigma de la regeneración dental de las especies previamente mencionadas, para así poder desarrollar piezas dentales en laboratorios y transplantarlas directamente al paciente.
Junto con otras técnicas que están siendo desarrolladas y pulidas (como la edición genética) e investigaciones en varios campos (como en la bioimpresión 3D y estructuras celulares), estos avances buscan mantener la complejidad de nuestra dentadura actual acoplando la replicación dental que, se estima, supimos tener hace cientos de millones de años.
Para finalizar, me gustaría agregar que ya fue creado el primer fármaco del mundo capaz de regenerar dientes completos, por un grupo de investigadores del Hospital Kitano en Osaka, Japón.
Habiendo sido probado en animales y arrojando resultados satisfactorios años anteriores, se espera que los primeros ensayos clínicos sean realizados, a más tardar, en agosto de este año.
Si todo sale bien, el equipo encargado de semejante hito pretende sacar el medicamento a la venta en 2030.
Escrito por: Albertella, Mateo