La opinión pública juvenil ha dado un giro mayúsculo. Al principio, era apenas perceptible, pero en los últimos tiempos, el viraje ha sido total. Emergieron nuevas personalidades en la política y, junto a estas, la rebeldía se volvió derecha.
¿Por qué la esperanza de la mayoría de los jóvenes se encarna en un personaje como Javier Milei?
Sus ideas, su jerga, su apariencia; son tan exóticas como el que las pronuncia. Se hizo conocido por su tono enérgico y por el uso de un léxico “políticamente incorrecto”. Para algunos, Milei, es la única salvación y la última esperanza. Sin embargo, para otros, representa la censura del respeto, la cancelación de la igualdad, e incluso, de la mismísima libertad.
Tal vez por desidia de nuestros gobernantes y por la falta de empatía con la sociedad, la mala política pública llevada adelante recientemente, la desigualdad de oportunidades, una economía que no encuentra rumbo y una inseguridad que duele cada día en una familia diferente, entre otras cuestiones, han hecho que los jóvenes expresen esa necesidad imperiosa de participar con una mirada absolutamente crítica de nuestros gobernantes.
Dicha necesidad puede verse reflejada en la rebeldía del “que se vayan todos”, recordando los lamentables y tristes sucesos del 2001, así como también en la figura de un candidato que se camufla bajo las garras de un león, aclamando la libertad, el libre comercio, la desaparición del Banco Central y tantas otras ideas polémicas que dieron origen a cuantiosos debates y opiniones diversas.
Hoy, a tres días de haberse cumplido los 40 años de democracia, los jóvenes tenemos una nueva oportunidad. El 19 del corriente mes debemos hacernos oír, volver a ejercer nuestro derecho como ciudadanos, para participar y custodiarla.
En estas elecciones, el voto joven fue notorio, más allá de cómo hayan votado. Massa-Milei/ Milei-Massa; sea quién fuese electo, deberá tener en su agenda la necesidad y los problemas de los jóvenes para que la única salida no sea Ezeiza.
Escrito por: Ugartemendia Maite