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TECNOLOGIA

Del laboratorio al campo y del campo a la mesa

Del laboratorio al campo y del campo a la mesa

La llegada de la edición genética ha generado una revolución en múltiples sectores, donde se encuentra incluida la agricultura. La implementación de genes externos a una especie de cultivo puede permitirle tener ventajas frente a los cambios de clima, agrotóxicos y otros agentes externos.

En nuestro país, estos datos no son menores: existen más de 37 millones de hectáreas que funcionan con fines agrícolas. La expansión de la frontera agrícola no se habría logrado si no fuese por la utilización de especies transgénicas.

Ahora bien, frente a esto, ¿qué ha aportado el sector tecnocientífico argentino al desarrollo de estas tecnologías?

Hace más de 20 años, científicos del Conicet, liderados por la investigadora Raquel Chan, comenzaron a trabajar con un gen de girasol (llamado HAHB-4) que determina su tolerancia a la falta de agua. Años y tecnologías de edición genética de por medio, el gen HAHB-4 logró ser incluido en el trigo y la soja, creando la primera especie de trigo transgénico del mundo.

El hecho ocurrió en 2004, lo que le siguió la creación de la patente del descubrimiento, a nombre del Conicet, la Universidad Nacional del Litoral (lugar donde se desarrollaron las investigaciones) y Bioceres (empresa nacional coautora del hecho). No obstante, para su introducción en el círculo productivo y su consumición, deberían pasar unos años más.

No fue hasta 2020 que se aprobó el consumo de productos con trigo HB4 en nuestro país, y solo a partir de 2022, fue permitido su cultivo. En este año, su consumo también fue permitido en países como Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Brasil, Nigeria y Colombia. Como si esto fuera poco, su cultivo fue permitido en Estados Unidos en agosto de 2024.

El hecho de que tantos países comiencen a aceptar el consumo de este trigo se cree que no fue coincidencia. El inicio de la guerra de Rusia y Ucrania en 2022 afectó a múltiples mercados, incluyendo las exportaciones de trigo (Rusia era el mayor exportador del mundo y Ucrania el cuarto). Sumado a esto, India (entre los mayores exportadores de trigo del mundo) cerró sus exportaciones a causa de grandes sequías aquel año.

El cultivo de trigo HB4, aunque beneficioso en aspectos como la sequía, trae consigo prejuicios y controversias. Entre ellas, destacamos la crítica relacionada a su resistencia a múltiples herbicidas, tales como el Glifosato y el Glufosinato de Amonio. Si bien es una realidad este hecho, no implica directamente el uso de los agroquímicos, los cuales deberían ser regularizados (o prohibidos) de forma independiente en países donde se cultive la especie. Otras problemáticas adjudicadas, tales como la expansión de fronteras agrícolas, la deforestación o la pérdida de flora y fauna nativa son problemas reales, pero no motivados por este tipo de desarrollos.

En síntesis, el desarrollo de estas especies de trigo y soja permite generar una respuesta firme al crecimiento de la población mundial y el cambio climático, escenarios que vivimos en la actualidad y se extenderán en el futuro. Otro desarrollo de origen argentino que demuestra el potencial de las técnicas y ciencias de nuestro país aplicadas al conocimiento y, como es en este caso, a la industria y al mercado internacional.

Escrito por: Dorsch, Santiago