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EDUCACIÓN

Deficiencias en las escuelas especiales y en la educación inclusiva

Todos debemos tener, por derecho, acceso a un ámbito educativo. Por eso, la educación especial es sumamente importante para niños y adolescentes que presentan discapacidades en el aprendizaje, ya que pueden aprender dentro de un ambiente en el que se abordan sus necesidades únicas. Esto permite que desarrollen su carácter e independencia, alcanzando su máximo potencial.

Desde la diversidad, favorecen el compañerismo y el desarrollo de amistades, generando conciencia de quiénes pueden ayudarlo y quiénes no. Desarrolla un sentido de pertenencia a un aula, a una escuela y a una comunidad diversa.

Pero, a veces, estas escuelas limitan las capacidades de estos niños, dificultando sus desarrollos educativos sin ir más allá de lo que ellos predisponen. Al ver esto, los padres optan por que el niño empiece a atender a clases en una escuela “normal”. Sin embargo, aquí la mayoría siente un abandono y prejuicios por parte de estas instituciones. “Nunca podrá leer o escribir”, “¿Para qué quieren que estudie?”, “Mejor que aprenda algún oficio” o “Atrasará al resto”, son algunos de los comentarios que todavía escuchan y tienen que afrontar las familias que pelean para que sus hijos e hijas con discapacidad sean “aceptados” dentro de las aulas. Encontrándose nuevamente con una tristeza mirada del sistema hacia sus hijos, donde la impotencia y la congoja se pueden ver presentes en la desigualdad educativa, la cual tendría que ser para todos iguales, sin importar las opiniones y miradas ajenas.

“Se trata de una mirada centrada en el déficit, en todo aquello que el alumno no alcanza o no logra; un modelo ‘normalizador’ en el que el chico debe adaptarse a la escuela y no al revés, como establece la ley”, explica Gabriela Santuccione, coordinadora de Grupo Artículo 24, coalición de más de 170 organizaciones sociales de todo el país que trabaja para que se cumpla el derecho a la educación inclusiva. Existen tantas barreras que dificultan la inclusión, como las siguientes:

  • Muchas escuelas sugieren una derivación a escuelas especiales, pero cualquiera que imponga o sugiera la inscripción de estudiantes con discapacidad en una escuela especial incurre en un acto ilegal. Los padres tienen derecho a elegir la escuela de sus hijos. La educación inclusiva implica que todas las personas se eduquen juntas, y las escuelas deben adoptar las modificaciones necesarias para ello. «Obligar a ir a entornos separados para educarse es segregar», explica Santuccione, agregando: «Estamos formando una sociedad que excluye. Una escuela que separa es una escuela que enseña a separar. La escuela actual reproduce y genera exclusión».

 

  • En algunas escuelas, generalmente por ser antiguas, se mantienen las barreras físicas por la infraestructura que muchas veces es difícil adecuar para estudiantes que presentan dificultad en su movilidad. Al mismo tiempo, los recursos son escasos para poder modificar la estructura de un edificio. Algunas barreras pueden ser las escaleras, pasillos, falta de rampas, accesos a salidas de emergencia y el libre tránsito de sillas de ruedas por el establecimiento.

 

  • Docentes que no poseen una capacitación para adaptar sus métodos de enseñanza a las necesidades actuales, ya sea por: falta de motivación para perfeccionarse, falta de recursos propios (debido a que muchas veces deben costearlo ellos mismos), escasa inversión de los establecimientos en la capacitación docente, y falta de tiempo para dedicarlo a la actualización pedagógica.

 

  • Sumado a eso, la falta de personal capacitado para tratar la inclusión que necesite el alumnado con discapacidad y que trabaje colaborativamente con los docentes hace aún más difícil la inserción de los chicos en las aulas. Un gabinete con psicopedagogas, psicólogas, trabajadoras sociales, etc. tendría que ser normalizado y estar establecido en todas las instituciones educativas, para una mejor experiencia y adaptación en el ámbito educativo.

Estas, y otras situaciones, hacen que la educación inclusiva sea tan difícil de implementar, generándoles un vacío a los padres y a los alumnos, que solo quieren capacitarse como corresponde, formar vínculos sociales e insertarse en el ámbito laboral.

El sistema educativo todavía deja mucho que desear, dejando a las minorías excluidas e invisibilizadas, cuando ellos tendrían que ser su enfoque principal, haciéndolos sentir aceptados, bienvenidos y valorados.

Escrito por: Petacci Rafaela