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EDUCACIÓN

Ciudades dormitorio

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¿Alguna vez se pensó cómo las ciudades que tienen universidades se convierten instantáneamente en ciudades más importantes en todos los sentidos? Esto se da en todas partes del mundo, pero lo que resulta interesante de este tema son todos los tópicos que la incorporación de ellas da para hablar.

Históricamente, las universidades han tenido un gran impacto en el funcionamiento de las ciudades, debido a que las instalaciones e infraestructuras universitarias demandan importantes servicios y cambios en el entorno urbanístico de cualquier urbe.

Y es por eso que, donde antes había grandes empresas industriales, ahora las ciudades confían en tener una fábrica de conocimiento (universidad) que revitalice sus economías y las coloquen en el mapa. Un claro ejemplo son los casos de San Francisco y Boston en Estados Unidos, donde sus economías han crecido gracias a la potencia de sus instituciones académicas.

Las facultades atraen talento internacional, generan capital humano y actúan como mecanismo de transferencia de conocimiento al sector privado, generando empresas que, a su vez, atraen capital y otros servicios.

No obstante, se debe tener en cuenta otras cosas que son relevante, como que las comunidades universitarias son importantes consumidores de productos y servicios en los mercados locales, generando actividad económica y empleos de todo tipo. O como que las ciudades universitarias reciben cada año nuevos vecinos, de los cuales parte de ellos se quedan allí luego de haber recibido capacitación profesional mientras que el resto, en cambio, ven cómo algunos de sus jóvenes emigran para ya no volver.

En algunas ciudades, las universidades se han convertido en los principales propietarios de propiedades inmobiliarias. Y esto lo digo debido a que, a pesar de todas las ventajas de que una ciudad tenga una universidad, el mercado inmobiliario también enfrenta desafíos, como la falta de disponibilidad de viviendas en alquiler y los altos precios de los alquileres. Esto lleva a un aumento en la demanda de residencias universitarias y la aparición de agrupaciones de varios alumnos para vivir en una casa o un departamento con varias habitaciones, compartiendo los gastos comunes.

Tras lo explicado, podríamos decir que las ciudades que incorporan esta gran innovación se convierten inmediatamente en ciudades dormitorio. Algunos estudiantes se someten a vivir en viviendas que no son de excelente calidad y vemos que, debido a la demanda, se crean edificios en déficit. Con esto me refiero a que presentan una serie de problemas que vienen de base de la construcción del edificio que, sin embargo, no quita que no vayan a ser ocupados.

A modo de cierre, queda claro que el impacto de una universidad en cualquier tipo de ciudad no es solo educativo; es muy fuerte en lo económico y laboral, dejando marcas en lo social y cultural.

A pesar de eso, hay ciudades que no tienen una universidad que pueda actuar como ancla, por lo que terminan envidiando aquel presupuesto que las otras ciudades reciben del Estado. Y si nos ponemos a favor de estas ciudades que no cuentan con este ancla, vemos que, según algunos urbanistas, las instituciones académicas también tienen consecuencias en los valores sociales de las urbes, fomentando el cosmopolitismo, la tolerancia y la diversidad.

Y algo que quiero dejar en claro es que las universidades no son solo el instrumento esencial para atraer el capital, talento e ideas necesarias para que una ciudad, región o incluso un país puedan continuar compitiendo a escala global

Escrito por: Márquez, Paloma