
El pasado 20 de diciembre, Javier Milei, junto al jefe de gabinete del Consejo de Asesores, Demian Reidel, y al director general de la Organización Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, hizo el anuncio del Plan Nuclear Argentino.
En este, se reúnen un conjunto de desarrollos que, en nuestro país, son novedosos, prometiendo a su vez que esta innovación energética sostendrá, de manera eficiente y limpia, el desarrollo de IA que tendremos en un futuro.
En un principio, entendamos qué buscará cumplir el Gobierno con este proyecto. Por medio del apoyo de la OIEA -organismo internacional clave para el desarrollo nuclear pacífico- y el Consejo Nuclear Argentino -dirigido por Demian Reidel y conformado por Guillermo Francos, Luis Petri y Germán Guido Lavalle-, buscarán cumplir con dos objetivos: el diseño y la construcción de un reactor modular pequeño (SMR) 100% argentino en el Complejo Atucha y el desarrollo de las reservas de uranio de nuestro país.
Al momento de escribir este artículo, que no tenemos más explicaciones oficiales de este plan -más que el discurso de presentación- y que aún no se han llevado a cabo acciones a fines de poner en marcha los objetivos planteados, es normal preguntarnos: ¿Qué sustento estructural hay sobre este plan? ¿Es viable su realización?
Nuestro país cuenta con tres reactores nucleares con fines energéticos: Atucha I, Atucha II y Embalse, con los cuales se logra sustentar el 8% del consumo energético a nivel nacional. A su vez, previo a la asunción al poder de Javier Milei, se estaba llevando a cabo la construcción de otros dos reactores: el RA-10 -ubicado en Ezeiza y con fines de investigación- y el CAREM -reactor SMR ubicado en el Complejo Atucha y con fines energéticos-.
Este último, a su vez, fue diseñado y construido con la primicia de ser 100% argentino. Esto nos lleva a varias conclusiones. Por un lado, el Plan Nuclear Argentino propone el diseño y construcción de un SMR en el complejo Atucha con tecnología 100% argentina, manteniendo muchas similitudes con el proyecto ya existente CAREM. ¿Serán lo mismo, pero presentado con diferente nombre? Aún no lo sabemos, pudiendo significar la construcción de un nuevo reactor o el apoyo a finalizar una obra que ya tiene 11 años.
Si, por otro lado, la obra de este nuevo reactor fuese a ser un nuevo proyecto, ¿sería viable afirmar que su diseño y construcción fuesen 100% argentinos? El CAREM vuelve a ayudarnos. Este proyecto, que ya tiene un desarrollo superior al 85%, fue diseñado y construido con tecnología, en su mayoría, nacional, comprando pocas partes al sector extranjero.
De esta manera, podemos concluir que la primer parte del Plan es viable en ciertos aspectos. Con la inversión necesaria, podría llevarse a cabo tanto la finalización del CAREM como el diseño y creación de un nuevo reactor, a pesar de que la falta de datos no nos permite determinar si se llevará a cabo una u otra acción.
En un segundo lugar, nos encontramos con la propuesta de desarrollar las reservas de uranio en nuestro país. Se estima que poseemos unas 30.000 toneladas de uranio a lo largo de provincias como Mendoza, Salta, Chubut, La Rioja, San Luis y Córdoba. Así mismo, hasta el año 2000 se ha extraído uranio de distintos yacimientos, como el Sierra Pintada en Mendoza y Los Gigantes en Córdoba.
Sin embargo, por una cuestión de costos fue que, a partir del año 2000, se comenzó a importar un promedio de 100 toneladas de uranio anuales para abastecer a los distintos reactores. El elevado costo no venía solo por la extracción del uranio, sino también por su enriquecimiento, proceso indispensable para utilizarlo en centrales como las que encontramos en el Complejo Atucha.
Si se busca reiniciar este circuito productivo, se deberá tener en cuenta estos precios elevados, así como también la geografía de cada una de las etapas. Para dimensionar mejor la importancia de esto último, analicemos el siguiente mapa:

El único complejo de enriquecimiento de uranio en nuestro país es el Complejo Tecnológico Pilcaniyeu, en Río Negro. Si el circuito de producción del uranio sigue esta ruta, extrayéndose desde Sierra Pintada -puesto que es el mayor yacimiento descubierto en el país-, enriqueciéndose en Pilcaniyeu y terminando por utilizarse en el complejo Atucha -por cualquiera de los reactores presentes allí-, el recorrido total del material sería de más de 2.600km.
Puesto que no se nombró en este Plan la creación de otro centro de enriquecimiento de uranio, es realista pensar en que, si se busca cubrir las necesidades nacionales de uranio, deberán recorrer una gran distancia para ser empleados.
Con esto, podemos concluir que el Plan es factible en ciertos aspectos, habiendo otros -como el transporte de combustible- que sería necesario un análisis más profundo para lograr que sean más eficientes. Sin dudas, es un plan que no se logrará de la noche a la mañana, y si se busca “ser pioneros” en el avance nuclear, así como también cumplir las expectativas de ser el Hub y el cuarto polo de IA a nivel global, se deberá invertir en el sector energético para sostener estas propuestas en el plano real y no en meros proyectos llenos de incertidumbre.
Escrito por: Dorsch, Santiago