La noticia que estuvo en boca de todos este semana: se ha anunciado oficialmente la disolución de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y su reemplazo por la nueva Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA). Este cambio, concretado mediante el Decreto 953/2024 y firmado por el presidente Javier Milei, busca una estructura más simple y eficiente, menos costosa y con menos burocracia, algo que el Gobierno considera crucial para impulsar la libertad económica en el país. Este proceso es similar a reformas previas en otros países, como Reino Unido en 2005 y Suecia en los 90, lo que nos brinda un contexto para analizar lo que podría ocurrir en Argentina.
Lo que establece este decreto es que ARCA estará bajo el mando de un director ejecutivo nombrado por el Gobierno, quien servirá por cuatro años, con posibilidad de renovación. Este director estará acompañado por dos funcionarios principales, uno a cargo de la Dirección General Impositiva (DGI) y otro de la Dirección General de Aduanas (DGA). Además, se eliminarán ciertas bonificaciones salariales de altos cargos que inflaban las remuneraciones, reduciendo así el gasto del organismo.
ARCA también buscará simplificar el sistema recaudatorio y reducir costos al eliminar estructuras redundantes. Esta reforma, se espera, reduzca la estructura organizativa en un 34% y ahorre anualmente unos $6.400 millones de pesos. Así mismo, el Gobierno planea desvincular a 3.155 empleados que, según señalan, ingresaron irregularmente durante la administración anterior. (Datos recopilados de Clarín).
Lo que muchos desconocen es que esta estrategia que quiere aplicar el presidente Milei ya ha sido implementada en otros países. Reino Unido, en 2005, unificó la administración tributaria y aduanera en un solo organismo, llamado HM Revenue and Customs (HMRC), algo que se considera un antecedente relevante para la creación de ARCA. Al igual que ARCA, HMRC buscaba reducir costos y mejorar la eficiencia mediante la simplificación y centralización de funciones. La medida en el Reino Unido trajo beneficios, como una mayor facilidad para los contribuyentes y una reducción en la duplicidad de procesos.
Sin embargo, la transición no fue completamente fluida. HMRC enfrentó dificultades, como resistencia por parte de los empleados y desafíos en la adopción de nuevas tecnologías. Esta experiencia resalta la importancia de gestionar bien la comunicación interna y preparar al personal para evitar problemas. En Argentina, el Gobierno enfrenta una situación similar con las recientes protestas de trabajadores de la AFIP, que temen por sus puestos de trabajo.
Por otro lado, Suecia implementó una reforma significativa en la década de 1990, enfocándose en hacer su sistema tributario más simple y en mejorar la transparencia. Para lograrlo, centralizaron la administración de impuestos y redujeron la carga fiscal para los ingresos más bajos. Esta medida ayudó a reducir la evasión y generó una mayor eficiencia en el manejo de los recursos públicos, aunque algunas críticas señalaron que afectó negativamente a los sectores de ingresos medios y bajos.
El caso sueco muestra cómo una reforma tributaria bien implementada puede lograr una mayor transparencia y eficiencia, pero también sugiere que se necesita equilibrar simplificación y justicia fiscal. En un país con la desigualdad económica de Argentina, un enfoque como este podría ser útil, aunque se necesitaría un análisis cuidadoso para que la simplificación no perjudique a las clases vulnerables.
Volviendo al suelo argentino, es cierto que van a haber desafíos para ARCA, como por ejemplo las protestas de los trabajadores de AFIP, junto con la desconfianza en el Gobierno, crean un ambiente donde la resistencia al cambio puede ser alta. La adopción de nuevas tecnologías y el ajuste organizacional serán clave para que ARCA logre la eficiencia prometida.
A modo de resumen, la creación de ARCA es una apuesta por un sistema tributario más eficiente y menos costoso, con una estructura simplificada y con un enfoque en la reducción de la burocracia. Las experiencias de Reino Unido y Suecia ofrecen ejemplos de cómo una reforma de este tipo puede funcionar, aunque los desafíos y el contexto específico de Argentina implican que el éxito no está garantizado.
Si el Gobierno logra superar los obstáculos que se le presenten, ARCA podría ser un paso positivo hacia una administración tributaria más moderna y eficiente, que beneficie tanto a los ciudadanos como al Estado. No obstante, será necesario monitorear de cerca el proceso de implementación para asegurar que los objetivos de eficiencia y simplicidad no comprometan la equidad fiscal y la estabilidad laboral en el sector público.
Escrito por: Chervo, Genaro