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EDUCACIÓN

Al calor no le gusta estudiar

A pocas semanas de haber comenzado el nuevo ciclo lectivo 2023, hay una problemática general en la mayoría de las escuelas primarias, secundarias y facultades argentinas.

Son evidentes las altas temperaturas que azotan el gran Buenos Aires y sus provincias adyacentes. Ya son más de 10 las olas de calor que se tuvieron en lo que va del comienzo del ciclo lectivo, y si bien estamos en época de semejantes temperaturas, la forma en la que se están sintiendo este año son mucho más graves y nos comienzan a mostrar las deficiencias de los establecimientos educativos argentinos.

Desde escuelas sin aires hasta establecimientos donde ni siquiera encienden los ventiladores: ¿cuáles son las principales deficiencias que tienen estos establecimientos?

Creo que antes de empezar a enumerarlos, debemos distinguir dos grupos distintos: Las escuelas de gestión estatal/públicas y las escuelas de gestión privada/DIEGEP. Esta diferenciación se debe a que muchas personas piensan que las escuelas de dirección privada no sufren estos defectos, pero en realidad es una problemática que va mucho más allá de gestiones, ya que ambas la sufren por igual.

Deficiencias ante el calor en los establecimientos argentinos:

  • Falta de ventilación y espacios en las aulas (debido a la matrícula excesiva en algunos salones, la cantidad de alumnos no es la adecuada para el espacio de los mismos).
  • Cortes de luz y de agua (quizás esto no responde de forma directa a la escuela, pero cuando suceden, las instituciones deben tener protocolos eficaces para el bienestar de los alumnos).
  • Falta de mantenimiento al mobiliario y electrodomésticos necesarios para combatir el calor (¿cuántos son los ventiladores que no funcionan? ¿Cuántos aires no se pueden utilizar por falta de gas? ¿Cuántas ventilaciones centralizadas están sucias y no funcionan?)
  • La falta de aires y ventiladores en salones, talleres y espacios para docentes.

Estos son simplemente algunos de los problemas que sufren las escuelas día a día y no lo padecen solo los alumnos, sino docentes, no docentes o cualquier entidad que trabaje dentro y fuera de la instalación.

Esto solo es el comienzo. Hasta ahora, solo nombramos las deficiencias que en su mayoría son en bienes materiales, pero, ¿cómo afecta el calor al rendimiento académico de los estudiantes?

Según estudios recientes desde Harvard, en conjunto con la Universidad de California y la Universidad Estatal de Georgia, aseguran que la falta de ventilación y de aires acondicionados afectan de manera múltiple y negativa a las tareas de enseñanza y aprendizaje.

En estudio, queda demostrado que al calor en verdad no le gusta la escuela ni las evaluaciones. Se prueba que por cada golpe de calor los alumnos bajan su rendimiento a nivel general y que por cada grado Fahrenheit, el rendimiento baja otro 1% en exámenes.

Lo que nos deja como resultado que si, por ejemplo, tenemos una temperatura entre 38 o 39 grados, con la conversión ese 1% se vuelve 1,8%, el rendimiento de los estudiantes durante las evaluaciones bajaría un aproximado del 68%, lo cual es extremadamente preocupante, debido a que este tópico seguramente no se toma en cuenta a la hora de corregir las evaluaciones, perjudicando así las notas de los alumnos.

Esto es un panorama general de lo que está sucediendo a nivel nacional, aunque también tendríamos que repasar cómo lo sobrelleva nuestra ciudad.

San Nicolás de los Arroyos cuenta, desde el 1 de marzo del 2023 hasta hoy día, con picos de entre 37°C y 38°C constantes. Sean las 10:00 AM o las 18:00 PM, el calor se hace sentir, sumándole que tenemos porcentajes de humedad dentro del 50 y el 70% la mayoría de los días, lo cual hace que tengamos un aire denso y poco favorable.

Pero el tema que nos convoca en este párrafo es cómo lo están tomando y llevando a cabo las escuelas nicoleñas. La realidad no es distinta, ya que existen quejas constantes de los alumnos por los ítems que se mencionan anteriormente: el espacio, artefactos, mantenimiento, entre otras. Pero la más recurrente es de los alumnos que asisten al turno tarde, quienes afirman que la ola de calor se recrudece en las horas en las que ellos tienen clases, siendo cuando más se siente el calor en las aulas.

Esto nos deja en claro que siendo el pueblo más pequeño o estando en la provincia más grande, esta etapa de golpes de calor la estamos sufriendo todos de la misma manera.

¿Cuáles son las medidas y supuestas soluciones que se han tomado hasta ahora?

  • Si el establecimiento cuenta con un espacio que incluya un artefacto para climatizar el mismo, se modifica el horario de las materias que se lleven a cabo allí para tratar de que todos se encuentren en condiciones óptimas (esto es más un problema que una solución, gracias a que el cambio de aulas no se produce hasta que no llega la queja del alumno, citando “en esta aula hace demasiado calor”).
  • Cambiar los horarios de la tarde por la mañana, solución algo ingeniosa (pero en escuelas de doble turno o instituciones de un caudal muy grande de alumnos y profesores se torna ineficiente, porque los turnos se irían variando semana a semana, teniendo una educación discontinua, similar a lo que nos sucedía en pandemia, que no salió muy bien que digamos).
  • Permitirse el uso de otra vestimenta que sea acorde pero soportable para el calor
    (esta solución no es creada por las escuelas, sino por los estudiantes debido a que existen uniformes, los cuales por su tela, son pesados y calurosos a la hora de llevarlos puestos, pero la mayoría de las escuelas lo rechaza debido a que, en esto sí coincido, el uniforme está hecho para uniformar y que no se distingan diferencias sociales).
  • Una de las variantes que se planteó y se realizó en primaria fue que entre hora y hora de clases, los chicos lleven ropa de baño para poder “Manguerearlos” y así aliviar un poco el calor (es una alternativa interesante por así decirlo, pero, ¿cuánto tiempo se demora entre cambio y cambio? ¿Cómo lo hacen las escuelas que no cuentan con patio?).

Estas son solo algunas de las medidas que tomaron las instituciones, o al menos lo que los alumnos comentan aunque, como está explicado, cada una tiene su parte buena y su contraparte. Y me parece triste que sean las instituciones las que tienen que buscar estas soluciones de forma apresurada, ya que, si esperamos a las instrucciones formales, de qué hacer y qué no, la ola de calor ya se nos terminó de subir a la cabeza.

Y como también tenemos a los alumnos defendiéndose y tratando de cooperar para tener una educación como es debida, también tenemos a las opiniones externas a los ámbitos educativos. Esta vez, con un grupo muy variado de opiniones que se ven en comentarios confrontándose; desde gente que comprende cómo se sufre el calor hasta gente que afirma que los alumnos son el problema y deben “bancársela”, como ellos lo hacían en sus tiempos.

Sin entrar en ninguno de estos dos bandos, mi opinión se reduce a unas pocas palabras: ver para creer, o en este caso, vivir para sentir lo que han sido estos últimos días en los espacios de clases, tanto nacionales y provinciales como locales.

Ya cerrando este análisis, es hora de redactar sobre el sello el cual nos distingue, que son las soluciones.

Esta problemática tiene un culpable número 1 que es el estado, al no estar anticipado a que algo de esta magnitud podría llegar a pasar y no proveer los insumos y elementos suficientes en las escuelas del país, recordando que este gobierno, en lo que respecta el sector educativo, propuso la fortificación edilicia y mejoras en todos los establecimientos educativos. Pero otra vez, se quedó en eso, simples promesas como ya estamos, para mal, acostumbrados.

Dándole fin al artículo, los dejo con mi habitual pregunta:

Viendo toda esta situación del verano, el calor y cómo afecta en las escuelas y su rendimiento, ¿qué pensás que vaya a pasar en invierno con temperaturas mucho más bajas y el frío de esas épocas?

Por: Máximo Torrens